lunes, 19 de octubre de 2009

Livio Armando Paz Navia

Por las décadas de 1940 y 1950, existía en Popayán un periódico humorístico que se llamaba “Satanás”. En ese entorno de humor, cuando aun no se inventaba la agresión física y la ciudad era engalanada por repentistas, versificadores, epigramistas, Livio Armando Paz Navia, colaboraba con “Satanás” donde se destacaba como poeta clásico, picaresco y satírico.
Fueron famosos sus “Bocetos payaneses”, donde daba vida jocosa a los personajes de la época, sin faltar a la elegancia en el decir. Aquí van unos ejemplos, extraídos del libro “De Belén al Cacho”:
Pateguaba
Se carga a media caña los calzones
y una pata golpeada que parece
una hoz…Limosnero en los portones
alaba a Dios, hasta que el sol fenece.

Toca flauta, además; y aunque les pese
la toca bien…soplándole unos rones…
De un perro el esqueleto, a sus talones
sigue la huella, que hacia atrás se crece…

Carga jigra, sombrero y mucho pelo;
de estatura que llega casi al cielo,
vive con su cabeza de alcornoque

en continuo vaivén. Nunca se lava,
le llaman por apodo “Pateguaba”,
aunque por lo de can, es un San Roque.

Zócalo
Siendo de la más mínima estatura,
(como quien dice, menos de una vara),
a pesar de todo ello, es tal la cara
que para el cuerpo es una carga dura.

Tiene para el guarapo envergadura
magistral, y por eso es cosa rara
verlo en su sano juicio…Sólo para
donde Alvarado, su mansión segura.

Perro de toda boda y agasajo,
nunca falta a los grandes festivales
para llevar el jazz y el con-trabajo…

Toca, además, maracas el maldito,
Y aunque por contextura es “del chiquito”,
se resbala también sus “especiales”.

Seguramente la mejor biografía de Livio Paz Navia es su propio soneto donde se retrata hasta el alma. Ese soneto es
Ego sum
Mi lánguido retrato es absoluto:
ojos inquietos, sin ningún contrato;
nariz larga y vulgar, -con mucho olfato-,
labios de negro y el cabello hirsuto.

Pero, a pesar de mi semblante bruto,
me ampara un corazón nada insensato;
que, aunque es algo glotón, en su arrebato
cuando el amor se rinde es impoluto.

Tengo un alma sencilla donde anida
un apego tremendo por la vida
y una avidez total a la aventura.

Y aunque me plagio siempre de poeta,
en todo mi razón es incompleta,
siendo completa solo en la locura.  

Livio Paz Navia escribió el siguiente soneto donde utilizó extensivamente la letra P de Popayán; decía que era un soneto en P de Popayanejo preparado para pasar picada.  Se llama

Por pendejear
Pobres: Pancho, Popeye, Periquita,
Pascual, Pato, Piolín, Pluto, Pilón,
Parachoques, Pillín, Paco, Pepita,
Pedro, Pablo, Paquita, Pantaleón.

Personajes peleles para pita…
pagarán, por pendéjolos, pensión
pues pudiendo pasarla pianolita,
prefieren picardear por profesión.

Parodiando parábasis pueriles
proyectan parabólicos perfiles
por precipitación positivista;

pues precisan, por pura paradoja,
paralelas paráfrasis por pioja
para pagar papel proselitista…  

No escapó a su gracia un compañero de trabajo, bastante débil de dineros, quien estaba próximo a contraer matrimonio. Livio Paz Navia asistió al homenaje que se ofrecía al próximo marido y le declamó el siguiente soneto:


¿Qué te vas a casar? Quien lo creyera
Tú que apenas te encuentras en pañales
ya piensas amarrarte en esponsales
sin un mísero cobre en la cartera.

Tú que la vida la has pasado entera
al margen de los fiscos nacionales,
desde ahora verás que otras causales
te cobrarán impuesto, a su manera…

Adiós, viejo querido: que en la hermosa
floresta del ensueño, con tu esposa
embriagados del amor viváis borrachos.

Y al despedirte en viaje al Himeneo
con todo el corazón yo te deseo,
como premio a tu arrojo, diez muchachos…   

Livio Paz Navia era frecuente animador de la Tertulia Payanesa hasta el día en que por afanes trascendentes no volvió de ese rincón de olvido adonde se fue. Digamos con él,
Qué triste me hallo, en verdad,
recordando aquellos años
cuando Teófilo Bolaños
recorría la ciudad
de a caballo, a todo full,
con briches y fugarretas…
No volveré a ver cometas
ni a nuestro amigo BAUL.
Por eso me encuentro triste
y no me alegro jamás…
Aunque echen el mejor chiste
nunca verás, cual lo viste,
a tu hermano, Livio Paz.   

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