Comenzando el año 2008 se organizó un mitin a iniciativa de los estudiantes de la institución pública mixta Liceo Nacional “Alejandro de Humboldt” de Popayán. Protestaban contra la Secretaría de Educación Municipal, porque retirados unos profesores no los habían reemplazado. La denuncia se hacía en el parque Caldas, frente a la entrada principal de la Alcaldía, sin ningún resultado. Consignas iban y gritos venían; tal vez había unos cien estudiantes, todos de extracción popular.
De pronto apareció por el costado sur del parque, una gigantesca marcha de trabajadores y campesinos (bueno, eso decían) llamada Contra el Hambre, que repetía el estribillo:
“El pueblo unido, jamás será vencido”
De inmediato los muchachos y muchachas del Liceo se sintieron respaldados por la repentina manifestación y se alegraron de que al fin, iban a ser oídos por las autoridades municipales ante la magnitud de la protesta, si se unían. La marcha Contra el Hambre, que se dirigía a Bogotá, apabulló la protesta de los estudiantes pero no se detuvo un momento para apoyarlos. Alguien de los estudiantes se dirigió a los que agitaban las consignas mayores para que se quedaran unos minutos como muestra de solidaridad, pero ellos dijeron que ese era otro problema. Que ellos no tenían tiempo para perder.
La gran manifestación siguió de largo y dejó a los estudiantes con su problema, sin resolver.
Un filósofo de andén, que nunca falta, vio el acontecimiento y atinó a decir sobre la Marcha contra el Hambre:
“Deberían cambiar la consigna y reemplazarla por una que dijera:
El pueblo dividido, seguirá jodido.”
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