Cuando era director de El Liberal (diario, aunque no salía los lunes como el zapatero) Don Gerardo Fernández Cifuentes, también colaboraba Don Jaime Zúñiga quien tenía de particular escribir textos largos, propios de ensayo y no de artículo.
En uno de esos días que Don Gerardo había amanecido con la neura alborotada, se presentó a la redacción Don Jaime.
-¡Hola Jaime! ¿Qué vientos te traen por acá?–preguntó Don Gerardo–.
-Pues te traje una colaboración para el periódico. Y diciendo esto desplegó el equivalente a cuatro páginas pegadas, escritas a doble espacio, en maquina de escribir de las de antes.
Don Gerardo, ofuscado, tomó el escrito lo partió por la mitad y dijo imperativo al corrector de estilo, extendiéndole la mitad superior:
-¡Ve Julio César, revisá y ponele punto final a este texto. Y dirigiéndose al autor sentenció:
-Mañana te publicamos la primera parte; la segunda queda para dentro de ocho días.
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