La doctora Marta Franco que administra el proyecto gubernamental de los mega-colegios en Colombia, respondió con evidente mal humor y a medias (o mejor, a cuartas) las siguientes preguntas:
¿Por qué construir con recursos del Estado unos mega-colegios, dotarlos y entregarlos a unos particulares para enriquecerlos con un subsidio de más de mil millones de pesos mensuales, en vez de entregar ese proyecto a la Alcaldía Municipal?
Si un mega-colegio obligará a cerrar los colegios del área, ¿por qué mejor no se dotan y se mejoran estos colegios?
En su respuesta se limitó a decir que no se iba a enriquecer a nadie, que no era cuestión de negocios, y sucios menos, que en Bogotá le avalaron la propuesta al Alcalde (el Alcalde nuestro se somete pero no propone, se ve a leguas) y el Concejo Municipal la aprobó, y que había que seguir adelante con el proyecto.
Ahora estamos en la moda de que una forma de debatir, es negar; que una forma de conciliar, es imponer.
¡Hemos entrado al futuro!
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