miércoles, 30 de diciembre de 2009

¡Feliz año!

Del libro Lugares comunes a lo patojo, extraigo esta expresión que cada año la recordamos para desear y nos dicen para esperar:
¡Feliz año!
Entre el veinticuatro de diciembre y el quince de enero se invoca como un deseo y se acepta como un cumplido.  Es lo más bonito que le dicen a uno, además del consabido ¡salud!, cuando se levanta la copa con cualquier bebida que pudra las tripas.  ¿Si todos los fines de año se desea que el próximo sea feliz, es porque los anteriores no lo fueron?  Vivimos en pos de mejorar, por eso el que viene debe ser mejor que el anterior; es nuestro deseo y el de nuestras amistades, incluidas las cuñadas y los yernos, algunos tan zoquetes que finalizando mil novecientos noventa y nueve se atrevieron a desear ¡feliz milenio!  Como si tuviéramos vocación de tortugas galápagos o de selváticas ceibas.  Nosotros no duramos como dinosaurios, y es mejor que así sea.  ¿Se imaginan una deuda de trescientos años?; y no la pongo como ejemplo para el que debe sino para el que cobra. ¿Se imaginan a un matrimonio celebrando las bodas de diamante, después las de uranio y luego las de fibra de carbono?  ¡Y la cantidad de bisnietos y tataranietos que no dejarían entrar a los invitados mayores, jóvenes de ciento cincuenta años!  Mejor que no duremos tanto, sería impresionante la desfiguración humana; si así no más con medio siglo parecemos de siglo entero, cómo sería con los años que tardó el hombre para entender que las guerras matan.

Cuando un año se acaba, aparece el síndrome del cambio y la promesa.  Se promete cambiar a partir del primero de enero:  “Dejaré los vicios que me dejan chulpio el bolsillo; llevaré a mi mujer al restaurante Camino Real, que es elegante, delicioso y costoso -en manera alguna caro-, antes de cualquier reconciliación, que es tan peligrosa como un curso de fertilidad; trataré bien a mis empleados, les aumentaré el sueldo en la mitad del tiempo que la ley obliga; no volveré a llegar tarde a casa, llegaré al otro día; me manejaré bien, con mi mamá y mi esposa de testigos; bajo ninguna circunstancia me manejaré mal porque ahí aparecen todos los amigos”.  ¡Promesas vanas!
De todas maneras: ¡Feliz año!

viernes, 25 de diciembre de 2009

Otra de Pablito

Pablito, niño de cinco años, fue interrumpido en su juego con esta pregunta:
-Pablo: ¿Para vos, cuál es el tío más querido?
-¡Ah, yo todavía no sé!
La respuesta es graciosa porque fue dada antes de la entrega de los regalos del 24 de diciembre de 2009.

jueves, 24 de diciembre de 2009

"Para qué tanto afán, si de esta no salimos vivos"

¿Será estrés? ¿Será cansancio? ¿Será migraña? ¿Será…? Califiquen ustedes.
Llegué una mañana de diciembre a las instalaciones de El Liberal, diario de Popayán, con el propósito de hacer una invitación a la directora, para asistir al lanzamiento de mi libro “Disquisiciones en prosa”, previsto para el día 22 de diciembre de 2009. Llevaba la tarjeta y un ejemplar; ella salía de la secretaría y la abordé:
-Por favor, ¿me permite?
-Mira, ahora no tengo tiempo de atenderte, voy a dictar una clase en la universidad, estoy sobre el tiempo, estoy de afán…
-Sólo quiero entregarle una invitación.
-¿Es sobre el lanzamiento de un libro?
-Si, señora.
Entregué el libro y la invitación y rematé:
-No le quité más de treinta segundos.
-¡Excúseme!
-No se preocupe. Hasta luego. Que tenga buen día.

Las eternas reiteraciones

Para los periodistas
todas las lluvias son torrenciales;
todos los incendios son pavorosos;
todos los atentados son terroristas;
todas las crisis son agudas;
todas las derrotas son humillantes;
todos los esfuerzos son ingentes;
todas las agendas son apretadas;
todos los problemas son complejos;
todas las situaciones son álgidas;
todas las investigaciones son exhaustivas;
todos los choques son de trenes;
todos los sacerdotes son padres;
todos los escritores son periodistas;
todos los ex presidentes son presidentes;
todos los alcaldes son mayores…

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Carta a un amigo de África

A esta hora me preparo para asistir al lanzamiento de mi cuarto libro "Disquisiciones en prosa". Me parece raro que esté en estas; me siento como si fuera a presentar un examen final y con la posibilidad de no aprobar. He decidido dejar de publicar cosas pequeñas; voy a dedicar mis esfuerzos a escribir obras trascendentes, así no se publiquen. También he descubierto que a pesar de dominar público, no me halagan las ceremonias; si hasta me parecen cursis. No sé si estoy llegando a la chochera, pero hoy muchas actividades, que igual de gente quisiera protagonizar, a mi me fastidian. Quisiera retirarme a un lugar donde sólo estén los verdaderos amigos o los familiares más queridos.



Esta Colombia se demorará mucho en darse cuenta cuáles son sus verdugos, por ahora los aplauden y créeme que me abruma la imbecilidad, pero la comprendo. Cuatro siglos de engaño no se desmontan en poco tiempo. Los criminales del poder le juegan a esto, por eso se ríen de nuestras tesis.


Bueno B…, voy a cambiarme de ropa con el propósito de no parecer necesitado. Con esto podré responder a quien me diga que me compra el libro "por ayudarme", que es mejor que se compre la lotería, o el balotto, que supuestamente ayuda a la salud pública.

Cuento viejo del Popayán viejo

Un señor mandó a hacer una cinta funeraria por la muerte de su esposa. Llorando le pidió a la confeccionista que la marcara así: Lamento tu fallecimiento por un lado; y por el otro, si hay espacio, En el cielo nos encontramos.
 En el sepelio los dolientes se extrañaron por esa cinta que decía por un lado: Lamento tu fallecimiento por un lado y por el otro. Por el reverso decía: Si hay espacio, en el cielo nos encontramos.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Chulquín

Chulquín es un cogollo biche de la caña brava, sometido a un proceso de desamargado; el palmito más delicioso que se pueda imaginar, supera a los palmitos asiáticos; la cañabrava es muy nuestra y los asiáticos dicen que es el mejor palmito de Colombia. Los payaneses tenemos dos acontecimientos que acompañamos siempre con chulquín: la Semana Santa y la navidad.
Hay dos recetas para preparar el chulquín, presentamos la primera, tomada del libro “Los platos de las abuelas” de Juan Jacobo Muñoz.

Ingredientes:
2 libras de chulquín
2 tomates grandes
2 cebollas cabezonas
   (Las verduras pueden o no ponerse.)
1 ½ tazas de leche o de caldo
1 libra de papa colorada
¼ de libra de queso.
Preparación:
Se toman los tallos que traen los campesinos al mercado de Popayán, se colocan en agua cambiándosela durante dos días, al cabo de los cuales se ponen al fuego hasta que estén blandos; se parten en rueditas y se pican finamente. (También se consigue ya desaguado y partido, en las plazas de mercado, listo para preparar.)
Se hace una salsa de aliños a base de tomate, cebolla y verduras, se le mezcla un poquito de caldo, leche y papa colorada picada; cuando esté blanda se le agrega el chulquín con un poquito de queso rallado. Se deja conservar unos minutos y se retira, después de haberle agregado sal al gusto, si el queso no tiene suficiente.
¡Buen provecho!


Sano sanote...

-¡Te cuento que me volví vejetariano!
-¡No jodás! ¡De modo que te vas a morir sano!

domingo, 20 de diciembre de 2009

El plato de nochebuena

En tiempos casi inmemoriales se paseaban, cruzaban y se saludaban los platos de nochebuena por las calles de Popayán antes del veinticuatro de diciembre; era nuestra forma de corresponder a la amistad y a la familiaridad cultivada durante todo el año con toquecitos de cariño, apoditos con amor, desplantes coquetos. Aunque un plato de nochebuena contiene la dulcería más representativa de la región, siempre había espacio para la innovación y la exposición del buen gusto. Se nos volvía agua la boca, nos chupábamos el dedo gordo untado, cuando entonces veíamos dulces nuevos, como el de piña calada, de uchuva, de coco en almíbar, de chontaduro, o el adorno atrevido como la flor de chile verde, pero siempre incluía el inconfundible buen gusto como máximo aporte de una tradición.
Para que la costumbre no se pierda, -como se perdió la hija del cura- es necesario indicar cómo era el plato básico de nuestra dulcería de diciembre, que a los patojos nos gusta por dos razones trascendentes y coincidentes: o es gratis, o es regalado.

El plato navideño se remonta a esos orígenes, cuando aún persistía la colonia y todavía no despuntaba la república. Los europeos utilizaron las frutas que encontraron aquí, para sustituir las que tenían allá en sus tierras rojas musulmanas; otras, las sembraron y se dieron tan abundantes que no hubo necesidad de importarlas.
Un plato de nochebuena debe tener:

Limones desamargados
Brevas caladas
Naranjas Agrias desamargadas
Naranjas comunes desamargadas
Pomelos desamargados
Higuillos o papayuelas
Cidra o cidro
Papaya, preferible verde
Ajies dulces, como flores de adorno

Manjar blanco, dulce de leche con azúcar
Manjarillo, dulce de leche con panela
Buñuelos de almidón de yuca
Hojaldras
Rosquillas, como emblema de coronación

A partir de este plato base, caben todas las innovaciones. ¡Buen provecho en navidad!

sábado, 19 de diciembre de 2009

Gringo de Popayán

Guillermo Muñoz Velásquez es un hombre de tez blanca, rubio, de ojos azules profundos y voz grave; nació en Popayán pero podría haber nacido en Suecia o Noruega. En Miami, Estados unidos, decidió ir con un amigo al mercado de las pulgas y, para  contrarrestar el ardiente sol de verano, se puso unas gafas oscuras y un sombrero de “Ranger”. Estaba recorriendo el mercado cuando vio unas artesanías que llamaron su atención. Se acercó a la dependiente para preguntarle el precio. La señora lo miró y visiblemente perturbada se apartó con discreción sin corresponder. Guillermo observó que la señora había entrado en pánico. Buscó a su amigo y le comentó el asunto. El amigo, trigueño de las Antillas como caleño que era, cuando vio a la señora, se acercó a ella y cruzó unas palabras:
-¿Qué le pasa mi señora?
-¡Ese señor parece de inmigración! ¿No es de inmigración?
-No, señora. El es un turista que viene de Popayán, Colombia.
-¿De Popayán? Yo también soy de Popayán, del barrio Alfonso López. ¿El, de qué barrio es?
-Del barrio Modelo.
-¡Casi me mata del susto! ¡Es igualito a un agente de inmigración!

Guillermo, detrás de una tolda, escuchaba a la paisana ilegal y reía a más no poder como un gringo auténtico.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Matrimonio morocho.

-Mirá Ananías: vamos a poner unas reglas en esta casa para hacer el amor. Vamos a dejar ese despelote de andar como los perros. ¿Oíste?
-¿Cómo así Secundina? ¿Vos, de qué estás hablando?
-Pues te voy a explicar: cuando yo esté bien peinada, con la permanente recién hecha, nada de nada. ¿Oíste? Cuando esté media peinada, de pronto sí, de pronto no. Y cuando esté despeinada, con las greñas en desorden, entonces sí. ¿Entendiste, negro?
-Pues si a eso vamos, yo también voy a poner mis reglas, Secundina. Cuando llegue a la casa bueno y sano, sin un trago, nada de nada, negra. Cuando llegue medio prendido, de pronto sí, de pronto no. Pero si llego borracho, entonces no me importa cómo tengás el pelo, ¿oíste, negra?

No siempre quien calla, otorga.

El 8 de julio de 2009, a las 8 y veinte minutos de la mañana, por RCN radio nacional se escuchó el siguiente diálogo:
-Adrianita, ¿usted está contenta con su cuerpo?
-Acabo de salir de un embarazo y, como usted sabe Juan, necesito ejercicio adicional para recuperarme. Pero estoy contenta.
Lógico, Juan se quedó callado sin otorgar.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Según quién, ¡vida es vida!

-Si vieras que Aurelio, con todo y que se gana 12 millones de pesos mensuales, ahora quiere que le aumenten el sueldo a 17 millones.
-¿Y eso, por qué?
-Porque acaba de presentar un proyecto de ley para aumentarse el sueldo.
-Bueno, el senador lo que quiere es redondearse la pensión ahora que se va a retirar del Congreso.
-¿Y esos tipos en qué se gastan tanto?
-Hombre pues la dignidad de senador, o ex senador, sólo le permite paseos a Miami o Europa, alojamiento en un hotel cinco estrellas, comidas exóticas como corresponde a su delicado colon, arrendamiento de limusina con chofer en Nueva York. Y eso cuesta.
-Ya veo, Aurelio nunca se va a meter a mesa larga de la galería del barrio Bolívar, ni comer chulquín, ni a montar en bus, ni andar a pie, ni pasear a Julumito, ni tomar guarapo. Porque a nosotros sí nos alcanzan los trescientos mil pesitos que recibimos de salario después de los descuentos de ley.
- Así es, mi hermano.
-Entonces no es cuento eso que le pasó a “Mocorí”.
-¿Qué le pasó a “Mocorí”?
-Pues que se compró un billete de lotería, esa que caía antes por la octava y le dijo a su hijo:
-Vea mijo: si me gano la lotería entonces me voy de paseo a las Bahamas, con “güisqui” y mujeres de lujo.
Y el hijo le preguntó:
-¿Y si no se la gana?
En ese caso toca paseo a Julumito, con guarapo y tu mamá.

sábado, 12 de diciembre de 2009

¡Para que aprendan!

En una reunión de profesores universitarios con futuros estudiantes de posgrado, casi todos eminentes juristas, cada profesor se presentó indicando la materia que iba a dictar. Cuando apareció Adolfo Zúñiga le preguntaron:

-Profesor, ¿y usted qué dicta?
-Pues yo dicto lo que a todos no les gusta.
-¡Matemáticas!–dijo un jurista–.
-No.
-¡Química!–dijo otro–.
-No.
-Entonces, ¿qué dicta profesor?
-¡Impuestos!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Matilde Espinosa

Fue bautizada en la parroquia de Huila, departamento del Cauca,  MATILDE ESPINOSA FERNANDEZ, nacida un 25 de mayo de 1910, hija de Luis Espinosa y María Josefa Fernández.
Antes de 1920, la familia de Matilde se trasladó a Santander de Quilichao y luego a Popayán; allí conoció, gracias a su primo-hermano Jesús María, al talentoso pintor Efraín Martínez, “El Maestro Martínez”, autor del mural “Canto a Popayán”, exhibido en el paraninfo Francisco José de Caldas de la Universidad del Cauca. El maestro Martínez, doce años mayor que MATILDE, se enamoró de la hermosa y cautivante jovencita, que apenas contaba con dieciséis primaveras; dos años después se casaron y el artista, que ya había estudiado Bellas Artes en Madrid España, retornó con su esposa a Francia, para establecerse por algunos años en París.
En la Ciudad Luz, la mujer del pintor es asediada por las musas las cuales desfilarán en Colombia después de la primera mitad del siglo XX, en 1955.
Así escribía Matilde Espinosa:


Hacia la tarde

Un desteñido sol
Recorre conmigo las estancias
Que ya no tienen nombre;
Los pasadizos vueltos hacia la tarde
Solos como los nacimientos
Y ausentes como un grito.

Emergen parecidos distantes
Bajo el ardor de las cenizas.
Se conmueven las frondas
Arrebatadas por los vientos
Sin destino como los sueños.

Lastiman los escombros
De las primaveras enterradas
Y el gemir de los volcanes
En su incandescente agonía.
Y al fondo la esperanza
Medusa desgarrada en busca
De otro mar y otra orilla
Pulsando las arenas
En esta navegación de los olvidos.



Matilde Espinosa publicó los libros de poemas: Los ríos han crecido (1955), Por todos los silencios (1958), Afuera las estrellas (1961), Pasa el viento (1970), El mundo es una calle larga(1976), La poesía de Matilde Espinosa (selección, 1980), Memoria del viento (1987), Estación desconocida (1990), Los héroes perdidos (1994), Señales en la Sombra (1996), La sombra en el muro (1997) y La tierra oscura(2003).
De este último libro extraemos el poema,


Una voz
 No era una queja
tampoco la voz del caracol
en su playa desierta.

Ni el paso de la bestia
por un peñasco oscuro.

Era el presagio que florecía
los ecos y la ráfaga azul
de un juego niño.

Era una voz sin fondo
aérea como el canto.
Si volviera a escucharla
entendería mejor el sesgo
de una voz sorprendida
en la noche.


Ha sido incluida en varias antologías y estudios críticos sobre poesía colombiana y latinoamericana. Ha viajado y vivido en París, Madrid y en países que pertenecieron a la esfera socialista. Fue traducida al francés y al inglés.
Otro poema considerado inédito es:


Un día sin nombre
¿En qué momento, amor,
se oscureció tu calle
y tu casa fue el blanco
de la sombra?

Una ola de polvo
Lloroso y amargo
Se estableció en la hora.
Desde entonces el tiempo
Madeja silenciosa
Va corriendo sus hilos
Para la dura tela
Que defiende mis lunas
Secretas.

Lentos trascienden los días
A donde sólo llega
El temblor de la luz
En el vacío.



La vida de MATILDE ESPINOSA FERNANDEZ, claudicó irremediablemente la madrugada del 19 de marzo de 2008, en el barrio El Castillo, de Santafé de Bogotá.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Apodos legendarios.

A Guillermo Valencia le decían por apodo “Chaleco” porque no tenía mangas para pelear y a Eduardo Hurtado, “Paquetico” por su condición de pequeño y fornido.
El uno era famoso poeta, el otro eminente sastre.
Llegó el momento en que se encontraron.
-Eduardo, quiero que me hagás un vestido entero para asistir a la recepción del embajador de Francia, en Bogotá.
-Con mucho gusto, maestro Valencia; encantado de trabajar para usted. Le sugiero que el vestido sea con “Chaleco”.
-Me parece muy bien, Eduardo, pero me obligás a sugerirte que cuando terminés el chaleco, me lo mandés en un “Paquetico”. 

domingo, 6 de diciembre de 2009

Congresista despistado, universidad en ruinas.

El pasado 3 de diciembre de 2009, hizo un comentario el periodista Ricardo Motatto que encierra dos graves estados de degradación en el Cauca.
Dijo el periodista que en una sesión de la Cámara de Representantes, el parlamentario Crisanto Piso Mazabuel reclamó que las obras públicas que se ejecutan en Popayán están a cargo de ingenieros civiles foráneos; que él exigía al gobierno que le diera prelación a la ingeniería caucana. La viceministra del medio ambiente aclaró, con un ejemplo, por qué no se tiene en cuenta a los ingenieros caucanos: dijo que hace un año se le encomendó a la Universidad del Cauca realizar los diseños de acueductos para el Plan Departamental de Aguas; que pasado ese tiempo, excesivamente prudencial, se hizo un requerimiento al gobernador del departamento por los diseños encomendados. El gobernador, entonces, dio una respuesta que es una denuncia pública: a la universidad le quedó grande el proyecto.
Aquí hay dos aspectos preocupantes como dijimos al principio: el parlamentario desconoce al departamento que representa; no sabe que los ingenieros egresados de la universidad, en sus últimas promociones, son tan de baja calidad que salpica a los veteranos y los ubica en el triste papel de ineptos. Desconoce el actual desempeño de una institución centenaria, que se dio el lujo de producir los mejores profesionales del país como, podríamos citar, a un Pablo Emilio Bravo, quien escribió el libro Diseño y Construcción de Carreteras que durante años fue texto obligado en todas las facultades de ingeniería civil de Colombia; que llegó a tener un posgrado en vías reconocido internacionalmente por su calidad.
La Universidad del Cauca, por cuenta de sus actuales directivos, está haciendo méritos para ser entregada en bandeja al sector privado. Es posible que el actual rector y sus segundos, hayan sido elegidos por los mismos que quieren aprovecharse de la infraestructura física (que en esta administración ha sido notable) argumentando su deficiente nivel académico, a donde lo condujeron esos mismos directivos. Bajo estas condiciones veremos en el futuro a una Universidad del Cauca Privada, para “recuperar su pasado esplendor”, gracias a quienes propiciaron el desastroso hecho de llevarla a academia de barato Internet. La empresa privada no hará inversión alguna en la universidad, sólo cobrará matrículas y pensiones a unas tarifas que “guardan proporción con su altísima calidad académica”, calidad que recuperaron los mismos que se encargaron de destruirla y posarán como sus futuros accionistas.
¡Loa, al neoliberalismo que destruye lo público y enriquece lo privado! ¡Loa, mientras el pueblo despierta!

sábado, 5 de diciembre de 2009

Algo es algo

Un vampiro salió una noche a buscar sangre pero sólo encontró una toalla higiénica femenina usada; ante semejante escasez exclamó: ¡bueno, tocará hacer un agua aromática!

domingo, 29 de noviembre de 2009

Estupidez política

¿Por qué, personas tan inteligentes se vuelven estúpidos políticos?
Esta pregunta asaltó mi raciocinio después de asistir a una reunión con eminentes profesionales, en uso de buen retiro, que departían en alegre conciliábulo so pretexto de un cumpleaños atrasado.
Es posible que la edad (pasaban de la quinta guasca) y su éxito (todos realizados, con buenas alforjas económicas) no les permitieran otear otras formas de sociedad más justa. Creen, como los buenos conservadores, que el nuestro es el mejor país del mundo, que nuestros gobernantes no tienen par.
Como tema de conversación, en una mesa etílica, es válido hablar de política, porque podemos estar de acuerdo con Arturo Graf  con aquello de que “si los hombres se limitaran a hablar solamente de lo que entienden, apenas sí hablarían.”  Sin embargo, pasar a la etapa superior, como lo es la discusión, conlleva argumentar, y ahí aflora la estupidez; en ese momento, discutir con personajes enredados en sus apreciaciones es tan inútil como echar agua en un costal.

La historia humana está plagada de pueblos inteligentes que fueron arrastrados por dirigentes inferiores hacia la desgracia social, o la guerra. La política es una ciencia que todo el mundo cree conocer; hasta se aventuran unas definiciones parciales que pretenden recoger toda una filosofía de gobierno y las llevan a categoría de dogmas.
 Antes de adentrarme en razones, para tratar de descubrir las causas de la estupidez política, voy a citar una anécdota que le sucedió a un compañero de los profesionales citados, profesional también, ya fallecido, pero que en su momento obraba como los referidos.
Gober, que así se llamaba, adquirió una extensión de tierra en el sector considerado más bello y prometedor de Cali; como buen arquitecto, diseñó y construyó una mansión que era la envidia de sus allegados. Allí, en esa planicie campestre cerca al rio Cauca, se daban cita los amigos y compañeros de trabajo para gozar de sus eventos sociales. Con el paso de los meses ocurrió un hecho social derivado de otro político, no previsto por Gober, que cambió esa idílica mansión en una casa de espanto. Hubo un masivo desplazamiento de ciudadanos pobres, víctimas de la violencia, que se asentaron en los alrededores de la quinta estrato social máximo, de Gober. Mal contados los desplazados sumaban unos dos mil que después dieron paso a la ciudadela de Aguablanca, que hoy llega al millón de habitantes. El resultado final fue: la mansión se desvalorizó, los amigos no volvieron por el temor de ser asaltados y hasta el mismo dueño terminó deplorando su suerte.  Me atrevo a sugerir unos juicios sobre este hecho: Gober, no sabía de política, así dijera lo contrario; no tenía claro en qué país vivía; la violencia y el desplazamiento, para él, eran cuentos chinos y tal vez se consideraba exento de sus consecuencias.

Dicho lo anterior, otra vez me vuelve a asediar el interrogante: ¿Por qué, personas inteligentes alcanzan ese grado de estupidez política?
Es posible que se deba a estas razones:

-Confunden la ética con la política.
-Tienen un concepto errado del desarrollo de un país.
-Desconocen la historia de su propio país.
-Razonan con argumentos prestados.

Vamos a desglosarlos:

Se confunde la ética con la política.

En términos simples la política se ocupa del comportamiento y desarrollo de las comunidades; la ética, del comportamiento y desarrollo del individuo. Al confundir estos términos aparecen juicios como: “Conozco un amigo cubano que siendo una eminencia en ingeniería vive en un lugar que da pena. Por eso no estoy de acuerdo con Cuba.”
La política que rige en Cuba es el socialismo, donde todos trabajan para beneficio de todos, regulados por el Estado; hay prioridad del servicio hacia los asociados. El cubano es consciente de esto y lo acepta; sabe que por encima de su realización personal está el bienestar de su comunidad. También es consciente del bloqueo que afecta a su país a causa de su política.

“La paz empieza por casa.” En nuestro caso colombiano algunos sectores quieren resolver un problema político (la guerra insurgente, la violencia delincuencial) aplicando una solución ética (hacer bueno al individuo). Los problemas políticos se resuelven aplicando soluciones políticas.

“En la Alemania Oriental, los soldados nos maltrataron como si fuéramos agentes de la CIA; por eso dejé atrás mi comunismo.”
Aquí se particulariza un aspecto negativo de uno o unos individuos en un contexto de guerra fría, para descalificar toda una tesis política. El comunismo como política, es una teoría que aún no se ha aplicado en las sociedades modernas; no ha habido una sociedad comunista: sociedad sin clases y sin Estado, salvo la breve Comuna de Paris en 1871.

“En los países socialistas hay vicio y muchos suicidios.” Se refieren a los países socialistas democráticos de Europa. Esos países no tienen problemas sociales graves porque su política los ha resuelto. Hay problemas individuales que se corrigen con educación; aquí debería funcionar la ética.

¿En qué consiste el desarrollo?

Para el capitalismo producir bienes de capital; instalar fábricas que produzcan objetos que se puedan vender. Acumular capitales.      El capital es el fundamento del bienestar individual, no colectivo. El capital de unos es la pobreza de los más. Aparece la competencia como método y la desigualdad como resultado. Aquí se cumple eso de que “el fin justifica los medios”, como la suprema razón de progreso.
Las ganancias desmesuradas y el bienestar de unos pocos, arrasa con los bienes que la naturaleza provee. Ahí están, a manera de ejemplo, el sacrificio masivo de tiburones que pescan empresas multinacionales japonesas y norteamericanas, les cortan las aletas, los regresan al mar para que se mueran, con el propósito de llevar el supuesto afrodisiaco como manjar a las mesas de los opulentos que los pagan a precio de jeque árabe. Este desarrollo es depredador.

Hay otro tipo de progreso que se asienta en el bienestar de las comunidades, el respeto por la naturaleza y el respeto supremo por el ser humano. Bajo este concepto todos los asociados de una comunidad viven dignamente: tienen vivienda, educación, salud, bienestar, alimentación, como principal objetivo del desarrollo.

En el primer caso se multiplica la pobreza, la desigualdad, la agitación social, la rebeldía, la delincuencia. En el segundo, se acerca al ideal de una sociedad justa y civilizada, como debe corresponder a las sociedades comunitarias.

En Cuba un magnate ecuatoriano, usuario ocasional de un restaurante de lujo, se dirigió a su guía turístico para decirle:
-En Ecuador una langosta como ésta es más barata que aquí. Con la plata que yo tengo podría comer varios platos en mi tierra.
El guía turístico, lo miró y le lanzó un interrogante político:
-¿Bueno, usted sí, pero en Ecuador cuántos ecuatorianos pueden comer langosta?


Se desconoce la historia del país.

Por ese desconocimiento se incurre en la confusión de causas con consecuencias. Los actores actuales de perturbación como la insurgencia, la delincuencia son las consecuencias de un problema cuyas causas se remontan a los principios de la constitución de nuestro país como república. Hubo una independencia de España, es cierto, pero el grueso de la población siguió esclava y dependiente de unas castas herederas del sistema político español fundamentado en un Estado excluyente. Los patriotas establecieron un sistema político donde no hay espacio de progreso para los indios, los negros y los pobres como sociedad. Donde los detentadores del poder político y económico sólo utilizan a los marginados como perros de presa contra sus propios congéneres para sostenerse, inculcándoles conceptos hueros como defensa de la patria, defensa de la sociedad y dándoles migajas de poder y bienestar para mantenerlos aliados.
Así, la solución de nuestros problemas sociales comienza por resolver la causa: cambiar el sistema político con la participación de todos los asociados con el máximo propósito de construir una sociedad mejor, incluyente y justa. De ninguna manera se corrigen nuestros males atacando las consecuencias: tratar de acabar con violencia a la insurgencia, la delincuencia, porque lo digan politólogos pagados por el poder enclaustrado; esto sería multiplicar los errores sin fin. Si no hay una solución de fondo, radical, continuaremos con el desangre, porque las sociedades son dinámicas. A cada acción social siempre hay una reacción.

Ahora que estamos en vísperas de la celebración del Bicentenario de la independencia de España, convendría plantear unos interrogantes que refuerzan lo dicho:
¿Por qué Simón Bolívar no permitió que los negros participaran como soldados en el proceso de independencia? Me atrevo a dar una posible respuesta: porque los negros no querían independencia, querían libertad.
¿Por qué se persiguió con saña al General José María Melo cuyo mandato hizo posible la unión de caudillos irreconciliables para despojarlo del poder? Otra respuesta aventurada: Melo quería una sociedad diferente de la española, incluyente y social; no individual ni caudillista como en su momento era el gobierno de José María Obando.


Razonan con argumentos prestados.

Para nadie es un secreto que hay escritores y periodistas prepago. Son los encargados de refregar unas tesis como verdades absolutas. Estas posiciones son las que recogen nuestros  políticos de licor para exhibirlas en una discusión intrascendente.
Veamos unos ejemplos:
“El hombre es por naturaleza violento.” Falso. Como todo animal el hombre sólo responde a los ataques contra su vida, tiene elevado instinto de conservación de la especie; pero no está en su naturaleza agredir a alguien por placer. Es muy diferente que al ser formado bajo el concepto de propiedad desarrolle la violencia. Pero al no existir propiedad, germen de todo tipo de violencia ésta desaparecerá.

“El hambre se soluciona con empleo.” En un país capitalista pudo ser cierto antes de la revolución industrial; hoy se trata de eliminar la mano de obra y cuando es imprescindible se reduce a categoría de esclavitud: exceso de labor por mísero pago. Para el capitalismo es necesaria la pobreza que suministra mano de obra barata. En un futuro próximo los trabajadores laborarán por sobras de comida. El hambre como la pobreza, se solucionan con el desarrollo integral de la comunidad.

“La seguridad se consigue con más fuerza pública.” Falso. Triste civilización es esta donde el ser humano necesita de la violencia, la coacción, el castigo, para observar un buen comportamiento social. En una sociedad verdaderamente civilizada esos elementos represivos no son necesarios. La seguridad se alcanza cuando hay respeto por la vida de los demás, incluidos los animales, incluida la naturaleza que nos sostiene. Algunos países europeos después de dos guerras mundiales tienen un elevado concepto por la vida, pero aún falta llegar a esa civilización sin fuerza pública.

Dejemos ahí estas reflexiones. Las conversaciones de coctel sirven para llegar a la meditación posterior; pero qué bueno fuera alcanzar el debate porque “en un debate, el que pierde gana, porque sale de un error”, según lo enseñó Estanislao Zuleta. Mientras llegamos a ese estadio del debate, algo muy civilizado, intentemos compartir la apreciación de René Descartes sobre las charlas de mesa: “No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón; todo el mundo está convencido de tener suficiente.”

A los señores, que hicieron posible este texto, digamos bebedores políticos, vendría bien recomendarles finalmente que traten de observar los tres principios de la racionalidad de Kant:
Pensar por sí mismo.
Colocarse en la posición del otro.
Ser consecuente.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Obediencia debida

Alberto Mosquera tenía una finca por los lados de “Los dos brazos”, sector rural de Popayán, donde asistían amigos parranderos y amigas contratadas para que hicieran lo mismo que Eva en el paraíso pero a la vista de todos. La finca tenía un nombre muy sugestivo: “El Vaticano”.

Por esas circunstancias imprevistas, cualquier domingo se apareció el presbítero consistorial de la Arquidiócesis en “El Vaticano”, quien de inmediato ordenó a Alberto cambiarle el nombre a la finca, de lo contrario sería severamente castigado con la excomunión para lavar el insulto al Estado que representa a Dios en la tierra.

Alberto, sumiso, obedeció.

Con el paso de los días, volvió el presbítero consistorial y comprobó que el nombre de la finca había sido cambiado, ahora se llamaba

“Castel Gandolfo”.

Literatura marginal

Tengo la admiración normal por los jóvenes, en especial por los inquietos intelectuales.
En cuatro entregas, daré a conocer un texto de la joven estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad del Cauca, Alba María Sánchez. Este texto fue ponencia en el seminario Literaturas marginales realizado entre el 21 y 22 de octubre de 2009, en el auditorio del Banco de la República en Popayán y se titula Los restos del vellocino de oro, una novela marginal.
Primera parte.
Los restos del vellocino de oro (2008), del escritor afro descendiente, Alfredo Vanín Romero, (1950) específicamente de Saija en cercanías del municipio de Timbiquí se inserta en la marginalidad por el tema que propone. Hablar de marginalidad se torna ambiguo ya que el concepto es muy amplio, para el desarrollo me encaminaré por pensar lo marginal no solamente como el aislamiento y el no reconocimiento, en mi opinión lo marginal lleva consigo ese hecho de plantear temas vedados, con un enfoque crítico y no reconocidos por la cultura oficial, es ubicarse en el otro lado de la moneda; de esta manera temas como por ejemplo el de la violencia en nuestro país ya no va a tener una sola mirada. Es decir que ya no hay buenos y malos sino que se relativiza aquella verdad establecida como única por la voz oficial. La marginalidad es una alternativa para entender el destino del mundo dado y sus conflictivas fuerzas.
Los restos del vellocino de oro muestra la problemática de un lugar, en este caso “Isla Pájaro”, en donde se desarrolla una serie de conflictos, una pugna entre la vida y la muerte; la celebración y la precariedad. Los personajes se encuentran en una constante huida de los sicarios o “polizones”, que quizás representan al paramilitarismo que tiene invadido a este país. “Justo ahora, reaparecerán los uniformados con el hombre de civil a quien la membresía llama el alemán debido a sus cabellos monos y a sus ojos verdes, pero en realidad nacido en las tierras hacia donde se marcharía Telma” (A. Vanín, 2008:101). Por otro lado, está el goce, el disfrute de las verbenas, una de las tradiciones del pueblo, dentro de los límites que la pobreza permite.
Se evidencia una imagen del hombre que está en constante huida, Santiago al igual que sus amigos viven de refugio en refugio, sin saber en qué momento van a ser encontrados por los polizones, como ellos los llaman; es una permanente lucha por salvar sus vidas, “Haré con Santiago, si lo encuentro, una expedición que borre todo rastro de nosotros en este mundo de policías que nos persiguen hasta en el sanitario.” (A. Vanín, 2008:12).
La preocupación por ser encontrados no radica totalmente en el hecho de morir, puesto que de cierta manera en la novela hay un canto a la muerte; es más un temor al silencio, es la autoconciencia producto del ser de cada uno, de cada jasón; es un grito de protesta para no continuar en ese mismo cauce de indiferencia y marginalidad; un deseo de no continuar más siendo pasivos ante el sometimiento por parte de quienes manejan el poder, “(…)llenos de mayor incertidumbre tal como uno podía percibirlo en los rumbos que tomaba el país, la ciudad, donde los juegos políticos amenazaban en sus alianzas y manejos y eso, por su puesto, traía aparejo el surgimiento de fuerzas insospechables en defensa de los privilegiados” (A. Vanín, 2008:168).
En cuanto a ese cantarle a la muerte, no es porque esta produzca un efecto de goce o placer en los personajes, todo lo contrario, es un vacío, es nostalgia y desesperanza; que se refleja por medio de la celebración de las verbenas populares, en estas se convoca a un encuentro más, a la unión de aquellos amigos a quienes los ata una causa de lucha contra la injusticia política: “…los jasones habían aparecido con bombos y retruécanos, cada cual exhibía su lance o lamento, su nostalgia o su propósito nuevo. Vestían camisetas de verbena y dijeron tener la mía reservada para esa noche.” (A. Vanín, 2008:171)
La literatura es un campo que problematiza desde varios contextos: el social, el económico, el cultural, entre otros. La novela de Vanín pone sobre la mesa un problema de carácter social, muestra una ciudad degradada y un héroe problemático y conflictivo. Hay una preocupación por el estado del ser, del individuo inmerso en una sociedad agotada, abatida por la inconsciencia de si misma.

jueves, 26 de noviembre de 2009

¡Emergencia!

Una vez enviaron a la repetidora de comunicaciones de Munchique, en el Cauca, a un ingeniero electricista para hacer mantenimiento de rutina a las plantas eléctricas de emergencia. Por esos días, el gerente regional de Telecom atendía una importante reunión con el presidente y vicepresidentes nacionales de la empresa, hasta el punto que ordenó a su secretaria, imperativo:

-Mirta: Por favor, no me vaya a interrumpir. No me pase a nadie al teléfono, salvo que sea algo extremadamente urgente o de emergencia.
-Sí, doctor.

Ya en plena reunión, el gerente regional se vio interrumpido por su secretaria:
-Doctor, qué pena, pero tengo al ingeniero Castaño desde Munchique que dice que lo pase a usted, que es urgente.
El gerente no lo pensó dos veces. Munchique es una estación repetidora importante, por donde transitan todas las comunicaciones del sur de Colombia y El Ecuador.
-¡Páseme al ingeniero!
-Aquí está, doctor.
-A ver ingeniero, ¿qué ocurre?
-Doctor, para informarle que en Munchique llevan ya tres meses sin dotación de papel higiénico.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Frase poética

Los niños dicen las cosas como las ven. Preguntado a un niño de seis años, que había visto por primera vez en telescopio a Júpiter el mayor planeta del sistema solar, cómo era, respondió tal como lo hubiera hecho un poeta en trance:

“Júpiter es como una esfera blanca con un color rojo.”

El colmo!

En un noticiero de la televisión se le preguntó a un reciclador de papeles inservibles del Ministerio de Justicia, el 13 de noviembre de 2009, sobre qué tan importantes habían sido esos documentos; dijo que se puso a leer los expedientes de un tipo que había violado a unos violadores.

¡Impertinente!

Una vieja, que vende ropa usada a precio de nueva, impertinente como entidad financiera en bancarrota, que tiene voz chillona como mujer dejada por el último tren de hace treinta años, llamó por teléfono a mi casa:
-¿Está Amparito?
-No está.
-¿Quién es usted?
-Ah, yo no sé.
-Bip…bip…bip…

La misma vieja volvió a insistir:
-¿Está Amparito?
-No está.
-¿Con quién hablo?
-Con el amante.
-¿Y qué hace allí?
-Esperando el bus.
-Bip…bip…bip…

sábado, 21 de noviembre de 2009

¡Ah tiempos agresivos estos!

Dos viejitas chuchumecas y dos señores menos viejos que las ancianitas, hacían fila en una moderna farmacia de una EPS en Popayán, que no cito para evitar la propaganda gratis, con el propósito de reclamar los remedios recetados por el médico.
La modernidad de la “botica” (como dicen las abuelas) consistía en la estrechez del lugar; atendida por un empleado de facciones paeces, una limpieza que dejaba ver el polvo encima de la pantalla LCD de un ordenador, un PC (para no repetir) y una cámara de televisión remota que incidía sobre la caja registradora. De pronto llegó un inmenso camión que traía nuevos pedidos de droga (farmacéutica, aclaro); el paez, con amabilidad fingida, dijo que tenía que recibir las encomiendas en el camión, por lo tanto suspendía la entrega de medicamentos y cerraba con llave de seguridad el local; que lo esperaran unos minutos afuera. Las primeras que protestaron fueron las chuchumecas:
-Señor, lo podemos esperar aquí adentro porque allá hay mucho sol.
-Qué pena señoras, pero tengo una cámara de control y debo cerrar por seguridad.
Las damas aceptaron a regañadientes el desaire de salir, mientras los caballeros atinaron a comentar:
-En este capitalismo desarrollado, que se llama neoliberalismo, todos somos ladrones mientras se demuestre lo contrario.

¡Esa es la cuestión!

Este episodio fue citado por el jurista Horacio Gómez Aristizábal.
En cierta ocasión un colega increpó a Horacio:
-Usted defiende a los malechores por plata, yo, en cambio, lo hago por honor.
-Bueno, cada uno lo hace por lo que le hace falta.
-¡Le exijo que retire sus palabras!
-Retiro las palabras, pero mantengo el concepto.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Diferencia política

En discusión añeja, que tuvo lugar por los años sesenta del siglo veinte entre un político de la derecha y Alfonso López Michelsen (bueno, digamos que era de centro derecha en los tiempos del MRL), se cruzaron las siguientes afirmaciones:
-En Rusia las elecciones son como la carrera de un solo caballo   –dijo el de la derecha–.
-En Colombia son como la carrera de varios caballos del mismo dueño–dijo Alfonso–.