jueves, 8 de septiembre de 2016

Plebiscito: Izquierda contra derecha.

El acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, es un documento de grandes alcances que pretende sentar las bases para un cambio profundo en la sociedad colombiana. Es un propósito anhelado por años que tiende a la reconciliación entre los ciudadanos del campo y de la ciudad que viven los unos de los otros y ahora podrán intercambiar sus destinos: los señores de los centros urbanos se alimentarán mejor, disfrutarán de sus fincas sin temor, gozarán de una naturaleza desbordante; los campesinos laborarán la tierra con seguridad y sin temor al despojo, introducirán las nuevas tecnologías para una producción eficiente, vendrán a la ciudad para especializarse y volverán al campo para su aplicación.

Parece una visión imposible pero si el documento es refrendado por el SÍ, eso tendremos todos los colombianos en vez de una guerra infame que elimina a los mejores hombres de este país. Si hacer estos planteamientos significa alinearse con la izquierda, es una polarización que mucho daño le hace a la nueva política que debe ser –es su esencia– un acumulado de prácticas que conduzcan al bienestar de todo un pueblo sin discriminaciones odiosas. Nuestro acumulado está en el documento Acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera. Y ese debe ser nuestro faro para alcanzar una convivencia civilizada.


Curiosamente quienes abogan por la guerra no la han padecido. Nunca envían a sus hijos a combatir. Siempre esperan que otros derramen su sangre y los tildan de héroes. Sesenta años de confrontación sólo han servido para dividirnos, para odiarnos, para construir un país que no es nación. Ahora tenemos la oportunidad de reconstruir una sociedad fragmentada, que no se ha dado cuenta que es multiétnica y multicultural lo cual es una gran riqueza que nos permitirá llegar a ser Nación: todos trabajando y aportando por un mismo propósito. Bienvenido el debate y no las diferencias agresivas, bienvenido el SÍ reparador y abajo el NO egoísta.