Guillermo Muñoz Velásquez es un hombre de tez blanca, rubio, de ojos azules profundos y voz grave; nació en Popayán pero podría haber nacido en Suecia o Noruega. En Miami, Estados unidos, decidió ir con un amigo al mercado de las pulgas y, para contrarrestar el ardiente sol de verano, se puso unas gafas oscuras y un sombrero de “Ranger”. Estaba recorriendo el mercado cuando vio unas artesanías que llamaron su atención. Se acercó a la dependiente para preguntarle el precio. La señora lo miró y visiblemente perturbada se apartó con discreción sin corresponder. Guillermo observó que la señora había entrado en pánico. Buscó a su amigo y le comentó el asunto. El amigo, trigueño de las Antillas como caleño que era, cuando vio a la señora, se acercó a ella y cruzó unas palabras:
-¿Qué le pasa mi señora?
-¡Ese señor parece de inmigración! ¿No es de inmigración?
-No, señora. El es un turista que viene de Popayán, Colombia.
-¿De Popayán? Yo también soy de Popayán, del barrio Alfonso López. ¿El, de qué barrio es?
-Del barrio Modelo.
-¡Casi me mata del susto! ¡Es igualito a un agente de inmigración!
Guillermo, detrás de una tolda, escuchaba a la paisana ilegal y reía a más no poder como un gringo auténtico.
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