domingo, 20 de diciembre de 2009

El plato de nochebuena

En tiempos casi inmemoriales se paseaban, cruzaban y se saludaban los platos de nochebuena por las calles de Popayán antes del veinticuatro de diciembre; era nuestra forma de corresponder a la amistad y a la familiaridad cultivada durante todo el año con toquecitos de cariño, apoditos con amor, desplantes coquetos. Aunque un plato de nochebuena contiene la dulcería más representativa de la región, siempre había espacio para la innovación y la exposición del buen gusto. Se nos volvía agua la boca, nos chupábamos el dedo gordo untado, cuando entonces veíamos dulces nuevos, como el de piña calada, de uchuva, de coco en almíbar, de chontaduro, o el adorno atrevido como la flor de chile verde, pero siempre incluía el inconfundible buen gusto como máximo aporte de una tradición.
Para que la costumbre no se pierda, -como se perdió la hija del cura- es necesario indicar cómo era el plato básico de nuestra dulcería de diciembre, que a los patojos nos gusta por dos razones trascendentes y coincidentes: o es gratis, o es regalado.

El plato navideño se remonta a esos orígenes, cuando aún persistía la colonia y todavía no despuntaba la república. Los europeos utilizaron las frutas que encontraron aquí, para sustituir las que tenían allá en sus tierras rojas musulmanas; otras, las sembraron y se dieron tan abundantes que no hubo necesidad de importarlas.
Un plato de nochebuena debe tener:

Limones desamargados
Brevas caladas
Naranjas Agrias desamargadas
Naranjas comunes desamargadas
Pomelos desamargados
Higuillos o papayuelas
Cidra o cidro
Papaya, preferible verde
Ajies dulces, como flores de adorno

Manjar blanco, dulce de leche con azúcar
Manjarillo, dulce de leche con panela
Buñuelos de almidón de yuca
Hojaldras
Rosquillas, como emblema de coronación

A partir de este plato base, caben todas las innovaciones. ¡Buen provecho en navidad!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bonito cuento; apenas para estas epocas lo bueno de este cuento es que nos remonta a esas cosntumbres y sobre todo nos muestra el papel de las manos, en el que no solo se hacian tales manjaren si no q ivan acompañados con fuertes abrazos al entregar un plato q en muchas ocaciones fueron impulsados por el espirito navideño de las abuelas..

laurita dijo...

que rico que pensaste en este tema haces que recuerde tales momentos con gran alegria ahh pero me gusto el apunte de la hija de cura que se perdio buenisimo jaja !!!