Un costeño, del litoral norte colombiano, se encontró una botella que contenía un Genio y lo liberó. En agradecimiento el Genio le concedió un deseo, no más.
-Señor Genio: quiero que vea este mapa, allí están Israel y Palestina y quiero que se acabe esa guerra que ya no soporto.
-Mira, ese mapa ya lo conozco. Esa guerra lleva siglos entre judíos y árabes; es imposible acabar con ella. Pídeme otro deseo.
-Bueno, señor Genio, entonces quiero que me concedas una mujer para casarme, que sea bella, inteligente, comprensiva, trabajadora, que me lleve el desayuno a la cama, que no me de cantaleta cuando llegue tarde, que me lave la ropa y la planche como a mi me gusta, que…
-Espera un momento. Mejor trae ese mapa que me mostraste a ver qué puedo hacer.
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