miércoles, 18 de noviembre de 2009

Francisco Gómez Campillo

La nueva poesía del Cauca, la joven poesía de Popayán, tienen un vasto horizonte con Francisco Gómez Campillo; premio departamental del género con su obra Diálogo con las ventanas; premio nacional de poesía en 1993, con su creación La tiniebla luminosa. La aparición reciente en las letras nacionales lo hizo con la propiedad de los elegidos. Un aparte del Diálogo de las ventanas dice:
Voy con mi ventana inmóvil a todos lados
La ventana que soy me lleva en su vacío
Como un pasajero poseído por las transparencias
Indecibles de este viaje vertiginoso y lento.
Las gentes que pasan frente a mi ventana
Se alejan como se alejan los días
Pero soy yo quien abandona todo para siempre
Soy el pasajero único de su ventana
Abierta en la noche al paso de los mundos
Que vengan impulsados por los cantos del espacio
Que se llevan también mi ventana distraída
Hacia regiones llenas de ventanas absolutas.

Francisco Gómez Campillo es Licenciado en Español y Literatura por la Universidad del Cauca, guionista del Grupo de Teatro del Centro Cultural Bolívar, también coadyuvó en la fundación de la revista de poesía Ophelia; publicó, en el año 2000, La fisura del Cántico, libro del cual extraemos estos apartes:
Geometrías despiertas
Los dedos se alargan como hilos de insomnio
Para tocar el florecimiento del último abajo
Pero el abismo interpone figuras geométricas
Donde los hilos del discurso duermen enredados.

Abro entonces la puerta que da a la noche
Y veo sobre los cuerpos invisiblemente encorvados
Gibas geométricas donde se acumula todo el peso
De las caídas en abismos que ya no despiertan.

¿Qué monstruo oculta ese triángulo isósceles
De mi frente brillante? Pregunto al erudito moribundo
Que lo acarrea como si fuera el último ladrillo
Para culminar la pirámide de todas mis dudas.
Oh misteriosa procesión de dodecaedros sin peso
Conectados al pavimento por un grujir de vértebras
En los abismos que los engendran mis manos saben
Que sus formas seducen el alma para el desvelo.

Amantes
Cómo has de abrazar el cuerpo de mi caída
Si mi caída es la lejanía de tu cuerpo
Si mi cuerpo y tu cuerpo ciegos se abrazan
O se pierden uno en el otro como dos espejos

Sin embargo caer es buscar tu cuerpo por las calles
Donde soy nada más que un deambular bajo los astros
Un decirme vertiginosamente tu cuerpo
Con la voz de mi caída sola brillando

Los pasos se ramifican en desorden formando
El vasto laberinto de todos mis alejamientos
Y mi cuerpo y tu cuerpo sombras son que se encuentran
Como dos cuerpos que al abrazarse se destruyen

En la ciudad donde los pasos trazan
El dibujo de una búsqueda sin centro
Donde aparecemos y desaparecemos como nubes
Prolongando la dicha o la desdicha o el juego.

Francisco Gómez Campillo en la actualidad es profesor de la Universidad del Cauca, donde ejerce la noble misión de preparar lo próximos talentos en las letras. Seguramente escalará nuevos y más altos peldaños en la escala más exigente del pensamiento estético, por eso, tal vez, tiene esa apreciación de cómo son los saltos en poesía:
La ciudad que se lleva dentro
Salta hacia fuera
Y en su lugar sólo queda la vasta oscuridad del salto

La oscuridad que se lleva dentro
Salta hacia la luz
Y en su lugar sólo queda el brillo del salto en el cielo

El salto que se lleva dentro
Salta como un gato
Y en su lugar sólo queda el ojo del gato contemplándolo

El silencio que se lleva dentro
Salta hacia el silencio
Y en su lugar sólo queda la música de todos los saltos…  

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