viernes, 12 de marzo de 2010

Escolios

De la revista ECO número 256 de febrero de 1983, extraemos los siguientes ESCOLIOS A UN TEXTO IMPLÍCITO, de Nicolás Gómez Dávila:

La inteligencia que no despierta hostilidad es anodina.

El intelectual no es el que piensa sino el que opina.

Después de ver el trabajo explotar y arrasar el mundo, la pereza parece madre de las virtudes.

No debemos asustarnos: lo que admiramos no muere.
Ni regocijarnos: lo que detestamos tampoco.

En arte no puede haber herejías: el acierto estético es la ortodoxia.

Pensar es dialogar sin tregua con interlocutores muertos.

La inteligencia no es condición suficiente de la obra de arte, pero es condición necesaria.

No ser orador es no poder hablar sino de lo que se sabe.

Cuando la astucia comercial de los unos explota la beatería cultural de los otros, se dice que la cultura se difunde.

No todo profesor es estúpido, pero todo estúpido es profesor.

La admiración inteligente no copia, intenta nutrirse de lo que nutrió a lo que admira.

El escritor que siente su talento enmohecerse se busca clientela política.


Al texto que dejamos reposar se le desprenden solas las palabras sobrantes.

A ricos y pobres hoy sólo los diferencia el dinero.

No hay que escribir para tener lectores sino como si fuéramos a tener lector.

Los colores fuertes, en literatura, se desvanecen con el tiempo; sólo los tonos pálidos son indelebles.

El periodismo es la dispensa de disciplina intelectual.

En lugar del gran escritor, hoy se prefiere el libro idiota que sobre él se escribe.

Mientras no comete la imprudencia de escribir, mucho hombre público pasa por inteligente.

Estoy tan acostumbrado a decir la verdad, que no tengo capacidad oratoria.

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