Dos octogenarios repasaban los eventos importantes de esta ciudad de contrastes, y traían al presente algunos personajes que contribuyeron con la historia y la felicidad pueblerina:
-Yo en mis 80 años bien cumplidos, que ni los he sentido, sólo vi en Popayán dos entierros de lujo:
El primero fue cuando toda la ciudad se reunió para ir al sepelio del maestro Guillermo Valencia, en 1943; el segundo cuando asistimos al desfile fúnebre, camino al cementerio, de los estudiantes del Liceo de la Universidad del Cauca, muertos por el volcán Puracé en la erupción de 1948. Después, no he vuelto a ver entierros tan concurridos como esos.
-Bueno, el próximo va a ser cuando entierren a la “Torera”.
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