En las épocas de los telegramas sucedió que Olano Angulo le pidió prestados veinticinco pesos a un amigo con la promesa de devolverlos una vez llegara a Buenaventura, a donde iba a trabajar.
Pasados los meses no se sabía de Olano y de la deuda, menos.
Entonces, el acreedor decidió enviarle un telegrama que decía:
RECORDÁNDOTE MIS VEINTICINCO
Olano correspondió con otro telegrama:
QUE LOS CUMPLAS MUY FELICES
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