domingo, 23 de mayo de 2010

Traviesa naturaleza.

Dos personajes casi masculinos –bueno, es un decir cuando hay duda–que se entrelazaban en afectos amorosos a la vista de incrédulos y puritanos, en pleno parque de la 93 en Bogotá, suspendieron de súbito su artística faena al observar que venía por un andén lateral una mujer bellísima, de contornos de reina universal, de voluptuoso palpitar de pechos, con escasos 19 años y un andar felino que concentraba todos los deseos.
-Felipe –dijo uno de los amorosos floripondios–, ¿ves esa mujer?
-La veo, Julián. ¡Ay! Si hasta me arrepiento de no haber sido lesbiana-.

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