Según las lenguas europeas, alguna vez se pavoneaba Alejandro Dumas, padre, de la importancia de sus obras, hasta que uno de sus ocasionales oyentes exclamó:
-¡Usted es el continuador de Kant!
-No, no. Tampoco llego a tanto. Yo no escribo de filosofía.
-De todas maneras debe reconocer que sus obras son una “Crítica de la razón pura”.
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