viernes, 19 de febrero de 2010

Negro rico, negro Hidalgo.

El negro Hidalgo, carpintero de los de antes, compró un billete de la Lotería del Cauca. Cogió la tira de diez fracciones y la fijó con cola (un pegante) en la puerta de entrada. Pues resulta que ese billete fue el ganador; el negro Hidalgo ante la imposibilidad de desprenderlo en buenas condiciones, sacó la puerta y fue a cobrar el premio. Con puerta y todo se lo pagaron.
El negro, ya rico, cambió de condición social y estado civil porque se separó de su mujer, negra como él. Se casó en segundas nupcias con la hija de Barragán, blanca y de buena familia.
Para adelantar un negocio, que se veía jugoso, Hidalgo fue al Banco del Estado a que le prestaran una plata. El gerente hizo el estudio y determinó que no le podía prestar porque ponía en grave riesgo el patrimonio familiar, algo que hoy no se hace. El negro, ya en la puerta del banco, se ajustó el corbatín, se puso los pulgares en el chaleco y se quejó:
-¡Si esto hacen con uno, cómo será con el pueblo! 

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