-Polidoro, ¿cómo has estado?
-Mal, Gloria; ya a esta edad, de noventa para arriba, uno se enferma con cualquier viento frio de ventilador.
-Pues, ¡cómo te parece que le he estado pidiendo a Dios por tu salud!
-Pero se ve que no te hace caso, porque cada día estoy peor.
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