En reunión académica, fuera del colegio, unas distinguidas señoritas de al menos 13 años, aprovecharon el recreo para ir a una tienda del barrio y comprar unas cervezas. Las niñas, no acostumbradas a estas bebidas mayores, se marearon con dos botellas y hubo padres de familia que pusieron la queja a la hermana superiora del colegio, rectora de la institución religiosa.
La rectora, citó al otro día al grupo implicado en el asunto y procedió a instaurar la frágil inquisición:
-¡Primero, levanten la mano las niñas que no tomaron cerveza!
Algunas lo hicieron, entre ellas la más chiquita que aclaró:
-Yo no tomé, señora directora, pero fue porque no me quisieron dar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario