miércoles, 6 de marzo de 2013

Paro y liderazgo


El paro cafetero que empezó el 25 de febrero de 2013, y aún continúa, empieza a descubrir verdades políticas. Una de ellas es la ausencia de liderazgo de la llamada clase dirigente colombiana, que no es política sino oportunista, arribista y delincuencial.


Desde el año pasado los cafeteros del campo, los dirigentes populares –diferentes a la burocrática Federación Nacional de Cafeteros– clamaban porque los escuchara el gobierno sobre su angustiosa situación económica. Pero el gobierno de Santos, en complicidad con la Federación, antepuso su soberbia y arrogancia para negar ese diálogo. Hoy, cuando el paro completa 10 días y sus consecuencias son desastrosas, plantea el Ministro de Defensa –que más parece de Guerra– que el mejor camino para la solución de conflictos es el diálogo, según la política trazada por el presidente Santos. ¡Qué desfachatez! El ministro que mejor interpreta a los militares en su lenguaje de terror y violencia, es el mismo que ahora expone el diálogo como solución. ¡Hasta me da escalofrío!

Los llamados políticos, que aspiran a ser elegidos y reelegidos en las próximas elecciones, navegaron en un mutismo total, señal de que no tienen propuestas y, menos, ascendencia sobre amplios sectores de la población. Queda claro que son elegidos por minorías ignorantes o clientelas amarradas, mientras el grueso de los votantes, superior al 60%, se abstiene de ir a las urnas.

Este paro cafetero nos indica que entre los elegidos a las corporaciones públicas hay una clara ilegitimidad. 

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