domingo, 27 de enero de 2013

Ensayista incongruente


En charla del filósofo Fernando Savater, en el evento del Hay Festival de Cartagena, dijo algunas revelaciones y muchas incongruencias.

Las revelaciones ya las conocíamos y no es preciso ahondar en ellas; citemos sólo una, “el trabajo del escritor es de riesgo”.

Sobre las incongruencias, hizo uso de sus fobias para exaltarlas como rechazos colectivos. Está bien que no le guste la comida preparada con arte –su paladar y su estómago no admiten el deleite–, pero no está bien que descalifique con peyorativos epítetos la cultura de comer bien. Al fin de cuentas el arte trata de recrear y satisfacer los sentidos y el gusto es uno de ellos. ¡Qué dirían a estas descalificaciones países distinguidos por la calidad y el arte de su comida como Perú y Tailandia!

Pero el señor Savater sí considera justificable la tortura y muerte del toro en una corrida. (No califica el espectáculo como cruel sino como crudo, por aquello de la carne abierta y la sangre en chorros.) Su argumentación la soporta en que el toro de casta es un privilegiado que vive bien hasta su muerte, algo que muchos humanos no alcanzan. Aquí, un desajuste político –la desigualdad entre los seres humanos– lo utiliza para justificar otro desajuste social: la creación y domesticación de los toros de casta para un espectáculo horrendo.   

Cae bien en este contexto –así lo creo– citar a los antepasados árabes de Savater que hicieron gala de su sabiduría con un proverbio:

Los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres.

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