jueves, 2 de agosto de 2012

Todos a una…


En esos pabellones de ferias grandes no pueden faltar las pérdidas. 

Dos señores, simultáneamente, andaban buscando lo que se les había extraviado y coincidieron.

-Caballero, creo que usted anda buscando, como yo, algo que se le perdió.

-Así es, se me perdió mi mujer.

-¡Qué coincidencia! A mi también se me perdió la mía.

-¿Y cómo es la suya?

-La mía es alta, rubia, de unos preciosos ojos azules, un cuerpo escultural y de ñapa tiene una gracia que enloquece. ¿Y cómo es la suya?

-¡Olvidémonos de la mía; mejor, vamos a buscar la suya!

No hay comentarios: