miércoles, 8 de agosto de 2012

“Dividid y reinarás”


Es verdad sabida: la prosperidad de Europa se debió a la pobreza de África.

Ahora hay decadencia europea porque no hay muchas riquezas que saquear del África. Además, la fórmula adoptada por los europeos para penetrar al continente negro se está volviendo en su contra.

Los europeos penetraron con ideología y religión que transformó a los africanos, un pueblo unido y sin guerras, en otro pueblo dividido por sectas religiosas, por la propiedad minifundista, y destructor de sí mismo. En medio de esa anarquía sembrada por los europeos, aparecieron estos como salvadores y amos de los negros, de tal suerte que hasta les otorgaron las propiedades sobre los recursos minerales más valiosos. Los ejércitos europeos aparentemente controlaban el orden público, pero en realidad lo que hacían era establecer corredores de tráfico de diamantes, de marfil, de oro, de esclavos; y recientemente de minerales radioactivos, fundamentales para la industria electrónica.

Cuando afirmo que esa política, implantada hace cientos de años por Europa en el África, se está volviendo en su contra, es porque los rebeldes y los ejércitos africanos ya no permiten la libre movilidad de los europeos y propician, con la violencia de las armas, la aparición de desplazados y emigrantes sobre los países colonizadores.
Dado que la riqueza no fluye, como en los viejos tiempos, de África a Europa, entonces, sobreviene la decadencia europea.

En América sucede algo similar por tener igual política. Estados Unidos debe su prosperidad a la pobreza de América Latina.

Desde los tiempos de Simón Bolívar, los norteamericanos implantaron una política de penetración ideológica y de despojo sobre nuestros pueblos. Para nadie es un secreto que el Pentágono está unido a fundaciones religiosas de extrema derecha que hacen su trabajo desde principios del siglo pasado sobre la población, para dividirla. Como clásico ejemplo está el convenio de 1962 suscrito entre el gobierno colombiano y el llamado Instituto Lingüístico de Verano, institución norteamericana que bajo el pretexto de estudiar las lenguas aborígenes, hizo exploración de nuestros recursos naturales, adoctrinó a indígenas para su causa y propició la división mortal entre etnias. Este trabajo hoy lo siguen haciendo las sectas religiosas norteamericanas.

El resultado está a la vista: ahora vemos indios divididos hasta para almorzar y ciudadanos colombianos tomando partido por causas ajenas. 

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