A
algunos amigos les da por enfermarse de improviso. Sucedió con Alonso; se
descuidó con su diabetes que lo mandó a cuidados intensivos de nuestro
hospital, antesala del viaje eterno, pero se lo aplazaron:
-Golpeé
las puertas del infierno y me dijeron que no podían recibirme porque me faltaba
pecar más. Ahora sé que voy a vivir un jurgo:
quien se dedica a pecar, se dedica a vivir.
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