Llegó borracho el borracho a las dos de la mañana y empezó a gritar para que le abrieran la puerta de su casa, trancada por dentro:
-¡Ramera cabrona! ¡Ramera cabrona!
Sale la esposa echa una furia y le increpa con carácter:
-¡Vas a tener que dejar de beber ya, porque esta es la segunda vez que me cambiás el nombre! ¡Yo me llamo Ramona Cabrera!
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