Todavía
quedan recuerdos ingratos del doble cuatrenio paisa, cuando el cinismo hizo metástasis
que alcanzó hasta para adornar al actual gobierno de Santos, en esta
descuadernada República de Colombia.
En un
llamado Concejo Comunal que se hizo en Popayán, el alcalde de un municipio del
sur del Cauca reclamaba que en el anterior concejo, le habían prometido una
partida de doscientos millones para adecuar una carretera terciaria y hasta la
fecha no le habían llegado, después de casi un año.
El
chalán, que fungía de presidente, increpó al ministro de transporte y le exigió
con vehemencia histriónica que cumpliera lo prometido. Entonces apareció el
ministro, fiel representante de esa escuela del cinismo, que apachurró al
reclamante con un argumento fantástico:
-Señor
presidente, la partida está lista, pero no es de doscientos millones como dice
el alcalde, sino de cuatrocientos millones, según nuestros estudios.
Lógico,
el alcalde se quedó sin argumentos para exigir y optó por agradecer al
presidente su intervención.
Aplausos
atronadores.
El
resultado final es fácil deducirlo: el alcalde terminó su periodo, y nunca
recibió la partida prometida.
Ni hoy, el nuevo alcalde, recibirá ayuda alguna
porque no se necesita, la carretera se desbarrancó por el invierno.
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