sábado, 6 de agosto de 2011

Periodistas de aquí y de allá

Palabras pronunciadas por el autor, con ocasión de la presentación del libro Un grito de silencio el pasado 22 de julio de 2011, en el auditorio Bicentenario de la I. U. Colegio Mayor del Cauca:

Siempre he sostenido que los periodistas son los historiadores del futuro. En Colombia es una labor de titanes. Cuando el periodista muestra la verdad escueta, es sospechoso; cuando el periodista se atreve a opinar, es peligroso. El periodismo, en nuestro país, es una profesión de alto riesgo; son, por eso, admirables los periodistas que contra todo peligro siguen historiando el presente. Hoy no se nota la trascendencia de su misión. En un mundo que se informa espontáneamente, que está al día en los acontecimientos, no percibe que detrás de ese caudal de información hay un sin número de periodistas trabajando. La noticia es visible, los periodistas no. De ahí que se atrevan a calificar a la actividad periodística, los mismos periodistas, como una profesión ingrata.

Y la profesión es ingrata por donde la miren.

Un periodista de altos kilates, por la plata que gana, es un periodista que se ha colocado en la orilla de los poderosos o hace parte de ella. Este periodista dice su verdad y tergiversa la realidad. Sacrifica la objetividad para mantener su posición, que es la misma de sus patrones. Tiene garantizado el éxito en términos que él mismo defiende. Sin embargo, también conlleva un alto riesgo a su integridad en un país que elude la confrontación dialéctica y se inclina por la agresión personal como método para resolver las diferencias de pensamiento. El peor castigo que lo abruma, es ser infiel con la verdad y por eso nunca será recordado.
Por el contrario, un periodista llamado independiente jamás alcanzará los ingresos de uno de kilates y por resistirse a la hipoteca de sus ideas, será marginado, señalado, juzgado y condenado sin fórmula de juicio. Los obituarios tienen extensos registros de estos periodistas, pero también la historia los seguirá exhibiendo como hombres excepcionales.

Todos los periodistas son dignos de admiración, estén en la orilla que estén. Que haya acuerdos o desacuerdos con ellos, de todas formas son los profesionales que diariamente nos recuerdan la aventura de vivir y la posibilidad cierta de claudicar definitivamente. 

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