jueves, 5 de septiembre de 2013

Política en grafitis

En una reciente alocución, antes del clímax del paro agrario, el presidente Santos de Colombia, dijo: la paciencia del gobierno tiene su límite.

Después corroboramos lo que ya sabíamos: cuando se llega a ese límite viene la represión violenta, con escuadrones policiales, militares y fuerzas secretas, contra una población inerme y desesperada, que protesta.

Esta situación fue explicita en un grafiti de una pared de Popayán:

Con esta democracia, pa´qué dictadura.

Eso quiere decir que cuando a un gobierno se le agotan los argumentos civilizados, acude a los actos de fuerza, enmarcados en el principio de autoridad. Principio conservador.

Este gobierno tiene bien clara su política de desarrollo: Incentivar a los potentados, nacionales y foráneos, para que ejecuten planes de desarrollo empresarial que no coinciden con el desarrollo social. En palabras coloquiales quiero decir que, según el gobierno, si los ricos se sientan cómodos a la mesa a comer, los sobrados que caen y recoge el pueblo son un poquito más grandes gracias a esta bondadosa política. El progreso, así planteado, va para las empresas multinacionales, sacrificando el bienestar del grueso de la población. Con un agravante más, los indicadores económicos inflan las cifras del país con la falacia de un crecimiento económico que, en la realidad, es de las empresas que nos saquean. Así pasó con el sector agropecuario cuya suerte está plasmada en otro grafiti:

         Ya no vivimos del agro, vivimos de milagro.

Los políticos tienen la fea costumbre de ignorar la Historia y otra peor: creerse inmunes desde el poder. Pues uno de los antecedentes más determinantes para llegar a la Revolución Francesa, fue el tratado de libre comercio, suscrito entre Francia e Inglaterra que llevó a la ruina a los campesinos franceses y los obligó a aliarse con la naciente burguesía.

En esos tiempos, antes de 1789, era impensable o imposible derrocar al absolutismo; el rey era intocable. Después de ese año, comenzaron a cortarles las cabezas, tanto al rey como a sus súbditos cortesanos. Y así hemos seguido, pasando por el destrone de los zares de Rusia, un poder pétreo asentado en un aparato militar tenebroso; hasta el derrocamiento, en tiempo presente, del presidente egipcio después de treinta años de poder absoluto.

Mientras confrontamos la Historia con el presente, conviene reírnos un poco atendiendo hechos protagonizados por políticos de la región bien pintados en este grafiti:


Maduro multiplicó los penes, Uribe multiplicó los paras y Santos multiplicó los paros.

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