viernes, 20 de septiembre de 2013

Pelea de comadres

Mi mamá, con esa sabiduría que dan los años y la observación de la naturaleza humana, dijo alguna vez: “Enójense las comadres y se descubren las verdades”.

En nuestro país, Colombia, salieron al tinglado de Twitter, recogidas por los medios de prensa, las discrepancias entre los señores, Andrés Pastrana, Ernesto Samper y José Obdulio Gaviria. Tres personajes protagonistas de la historia oscura reciente de la política colombiana. Ninguno de ellos dotado de estructura política, ninguno de ellos con ideas novedosas para transformar la sociedad; todos armados de episodios faranduleros, descalificadores profesionales y, fieles a su estirpe, jueces de sus contradictores.

Aquí, en las épocas del señor Alfonso López Michelsen, decían los medios de prensa, los mismos que aún creen orientar a la opinión pública, que cuando éste hablaba ponía a pensar al país. Era una forma de tratar de imbécil a todo un pueblo. No hay un pensamiento brillante en todo su caudal de memorias del señor López; no hay una transformación de país en su gestión de gobierno; tal vez nos quedamos con el iluso cuento de convertir a Colombia en el Japón de Suramérica.

Ahora los tales ex presidentes, sin excepción, posan de ideólogos: pretenden con palabras demagógicas resolver nuestros problemas, cuando no fueron capaces de hacerlo, en su momento, con todo el poder en sus manos. Eso se llama incapacidad.


Pobre Colombia con estos dirigentes políticos, viejos y nuevos, carentes de grandeza. 

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