Un detalle desconocido de la historia deja exento de
culpa al presidente Guillermo León Valencia (1962-1966) y, además de excusarlo
como imprudente y despistado, lo eleva a la categoría de genio de la ironía
política.
El detalle lo conocieron unos pocos íntimos del
gobierno de entonces, que callaron por expresa orden del mandatario colombiano
para evitar tropiezos diplomáticos. Lo vine a conocer la semana pasada y así lo
cuento:
En la recepción de palacio al General Charles de
Gaulle, quien como presidente de Francia visitaba a Colombia en esos
maravillosos años sesenta del siglo veinte, el presidente Valencia a la hora
del brindis pronunció su memorable frase: ¡Viva España!
La razón de por qué Valencia cometió este lapsus, está
explicada por un traductor de Palacio, quien acompañó al presidente colombiano
a recibir en el aeropuerto de Bogotá al mandatario francés, y escuchó cuando
éste dijo: ¡Me siento muy complacido de estar en Caracas!
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