Se murió Rodolfo, el más tacaño de Popayán, y llegó al
cielo.
Allí San Pedro pidió que revisaran sus buenas acciones en la tierra para
ver si le podían abrir las puertas. Un ángel revisó y revisó el libro de la
vida y no encontraba buenas acciones. Ya se iba a tomar la decisión de mandarlo
a las profundidades del averno, cuando el ángel vio en letra menuda una nota
que decía: le regaló cinco centavos a
Filomena.
Entonces Rodolfo exclamó:
-¡Que me los devuelva, yo me voy pa´los infiernos!
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