Después de casi diez años de finalizada la segunda
guerra mundial, el gobierno inglés hizo levantar un busto en honor a Winston
Churchill. Ya en la ceremonia de apertura del monumento, se acercó una bella
dama que, confidencialmente, le dijo a Winston:
-Le confieso que he recorrido muchos kilómetros para
asistir al descubrimiento de su busto.
A lo cual repuso Churchill:
-Señorita, le aseguro que yo soy capaz de recorrer
medio mundo con tal de ver descubierto el suyo.
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