En
Popayán devaluaron las condecoraciones:
ahora
les dio por condecorar a indefinidos,
a ineptos, perezosos, y hasta a bandidos.
Mientras
sabios y rectos, eminencias con blasones,
que
la inteligencia encumbraron con estoicismo,
vilipendiados
por el vulgo inane, van al ostracismo.
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