Hace unos meses, en horas de la tarde, fue abordado por dos delincuentes un señor de respetable edad. La intención era atracarlo y despojarlo de un valioso reloj de leontina. Los vecinos, que observaron las acciones, llamaron de prisa al CAI (Centro de Atención Inmediata) de la policía, que quedaba a tres cuadras de distancia. La desanimada respuesta de los agentes del orden fue:
-No podemos ir, porque no podemos dejar el CAI solo.
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