lunes, 2 de marzo de 2009

La crédula y el ateo.

Voy a relatar algunos anécdotas que sucedieron cuando promocionaba mis libros entre conocidos y amigos. Lo hago para matizar esta actividad de escribir con puntos de vista afines y opuestos de donde necesariamente surge el humor. Aqui esta el primero:


-¿Cómo ha estado Dorisita?

-Pues bien, gracias a Dios.

-Le cuento que saqué mi segundo libro.

-Y yo le cuento que no he leído el primero; está como me lo vendió.

-Entonces, ni modos de ofrecerle el segundo.

-Soy mala lectora, solamente leo la Biblia.

-Sí, me acaba de confirmar que es mala lectora; si lee la Biblia  es imposible que me llegue a leer a mí.

-¿Y cómo va a ser usted más importante que Dios?

-Bueno, por lo menos yo existo.

-¡Uyhhh! Sí que es cansón hablar con ateos.

 

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