lunes, 23 de marzo de 2009

Comentario irreverente

Como es muy posible que este comentario no encuentre un medio de difusión masivo, lo publico aqui con la seguridad de que quien lo lea me dará la razón; caso contrario, que rechace mi apreciación, le quedaré agradecido si me sustenta su posición. Es muy conveniente para la dialéctica exponer argumentos sostenibles. 

JULIO NIETO BERNAL

 

El 2 de enero de 2009 se improvisó una tertulia en Radio Cadena Nacional para recordar a quien, en vida, se le otorgó el nombre de Julio Nieto Bernal, el máximo locutor de Colombia por la calidad de su voz, su exquisita cultura, su iniciativa innovadora que reñía con su talante conservador. Julio Nieto Bernal falleció el 31 de diciembre de 2008 de un paro cardiaco en Bogotá, la ciudad que lo vio crecer como santandereano recursivo y luego lo consagró como excelente comunicador; pero no le dejó ver el año 2009.

Julio, integró esa constelación de locutores que ubicaron a Colombia en el mundo como el país que mejor hablaba el español: sin acento, con magnífica dicción, con palabras precisas. De ese eximio grupo hicieron parte Alejandro Oramas, Otto Greiffestein, Juán Caballero, Jorge Antonio Vega, Baltazar Botero Jaramillo, Julián Ospina Mercado, José Alarcón Mejía, Eucario Bermúdez, Adolfo Blum Rojas, José Alarcón Leal, Fabio Becerra Ruíz… El Ministerio de Comunicaciones era exigente al otorgar la licencia de locución radial; mediante exámenes de cultura general, fonética aplicada y voz microfónica escogía a los mejores para el oficio. Por esa disposición legal se desarrolló una fama que trascendió las fronteras: los mejores locutores de La Voz de América, de la BBC de Londres, de la Radio y Televisión Francesa, eran colombianos.  Hoy es distinto; cualquier gossaín puede hablar por la radio, como locutor, implantando el mal gusto.

Volvamos a la tertulia improvisada que protagonizaron unos alumnos de Julio que -¡es una lástima!- no aprendieron que la cultura (entendida como el conocimiento que genera el respeto hacia nuestros semejantes) es el mejor apoyo para infundir autoridad en la voz.

 La falta de precisión en el decir se hizo palpable en una frase del señor Javier Ayala, quien realmente celebraba la reunión de los colegas de todos los medios, pero quedó así:

 “Estamos felices por la muerte de Julio”.

 Un periodista de kilates (por la plata que gana), el señor Darío Aristmendi, quiso hacer un elogio de la iniciativa de Julio Nieto Bernal para montar programas periodísticos pero le salió al revés, como un ludibrio:

 “Julio se inventó el colectivo traído de Argentina”.

 El homenaje tertuliesco a Julio, dio para comprobar que la telepatía ronda a los comunicadores que nos atormentan:

 Dijo Juan Gossaín:

 -Javier, ¿sabe qué estoy pensando?

 Respondió Javier Ayala:

 -Sí, Juan.

 

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