Entraron al pasillo, sala de espera de una dependencia universitaria, dos jóvenes, seguramente estudiantes. Pasaron de largo sin reparar en la presencia de un señor que, paciente, esperaba sentado la apertura de oficinas.
Después de un breve tiempo los jóvenes, al no encontrar la oficina que buscaban, se dirigieron al señor:
-Yo no estoy aquí, señores.
-¿Cómo?
-No estoy aquí.
-Señor, no entendemos lo que nos quiere decir.
-Deben entenderlo por la sencilla lógica de que si ustedes entraron y no me determinaron con un “buenas tardes”, es porque no estoy aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario