Carlos Vicente Tapia es un poeta tardío, según dice, por atreverse a publicar sus versos hoy, cuando los nuevos lectores prefieren el Twitter, el Ipad, el Blackberry y desconocen la sensibilidad, sobre el papel, de un bardo trajinado en maromas artísticas.
Confieso que soy negado para la poesía, de la misma forma que escucho la música, pero soy incapaz de cantar frente a una congregación de sordomudos o componer tres compases shakirescos o juanescos, y eso que cualquiera lo hace. (Quienes lo hacen mucho mejor no tienen los padres millonarios que se necesitan para triunfar.) Tampoco me atrevo a sacar notas de cualquier instrumento musical; como decía el guachimán de la garita, lo único que sé tocar es la puerta, y eso, cuando tiene ding dong inalámbrico.
Esa negación virtuosa que tengo, no me impide descubrir la belleza entretejida de los breves versos de “Prosaico y Versaico”, el libro de Carlos Vicente. Desde su
“Definición del ser humano”
Ni demonios ni ángeles:
amores
y sueños
y ríos de luchas.
hasta sus “Poesías ebrias de electricidad” a donde llegué en una maratón placentera, permitió reconciliarme con la poesía. Ahora, creo, podré afrontar las interminables odas de los poetas griegos (¿escribieron odas los griegos?), gracias a Carlos Vicente.
Otra cosa pensarán los que componen la generación de la información, para quienes lo que no registra la red no merece una lectura. Los sentimientos no están en la web, están las expresiones jeroglíficas que los anulan. Enamorar en la red es como intentar un acercamiento de quinto grado entre un humano con “amores y sueños” y un alienígena con tornillos y cables. Carlos Vicente es atrevido y sabe expresarlo:
INTERNEANDO
HTTP Te amo
//
:
Sobre la cama
a lo macho, te hago tu portal
y a punto de electro-orgasmos
te mando al ciberespacio
donde hay un árbol virtual
en el que está tallado un corazón
iluminado
que dice
Carlos y la Impresora…SE AMAN!!!
Sí, los poetas son como las mujeres: no están hechas para entenderlas, están dispuestas para ser amadas. Entender la belleza es un imposible, la razón patina y el sentimiento salta. Quienes piensan para amar terminan amando sin pensar, es el triunfo del sentido. Eso tiene Carlos Vicente –el poeta– y por eso lo dice:
Adorable mujer eres en mi, para mi, las manos, un cuerpo que constituye mi mundo, el universo movilizado, la sombra de lo sido, la posibilidad del futuro amado, los senos, la zona más álgida, miel sobre tu cuerpo, la luz de la medianoche donde yo fui a parar integrado en ti,: voz, presencia, mano, recuerdo, soles que quiebran el frío de no ser, más allá de la vida, en que vuelvo a ser átomo de mí en ti, reconvertido en un mundo de sentimientos que me definen, todo, en ti, más allá de los pétalos que dicen que sí, que me quieres, en la margarita blanquecina en que zumba tu amor entre las abejas que la polinizan después de nuestras noches bellas.
Soy negado para la poesía, pero, de la mano de Carlos Vicente Tapia, transitando su “Prosaico y Versaico” libro, he empezado a sentirla.
2 comentarios:
Don Víctor, no ha pensado en escribir desde twitter?. No es tan malo como parece
Columbianun:
Gracias por leer.
Las redes sociales por su inmediatez carecen de profundidad. No participo de ellas, prefiero el correo convencional; además detesto dar mis datos a personas que no sé qué harán con ellos.
Gracias de nuevo por leer, en especial el libro que le obsequié a su padre. Donde esté le auguro lo mejor.
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