viernes, 25 de junio de 2010

A la moda.

En los centros comerciales modernos, los viejos casi no tienen cabida para escoger su indumentaria. Veamos.
Un señor que pisaba la tercera edad, fue a comprar una camisa a un almacén de los llamados de marca. El señor se entusiasmó por una camisa que tenía los bolsillos y los colores que el prefería, pero cuando la revisó vio que la adornaban unas rayitas impertinentes. Entonces, gracioso, preguntó al dependiente:
-De esa camisa, ¿no tiene para hombre?
-Esa es para hombre -dijo el vendedor-.
-Pero esas rayitas…
Una señora que esperaba el turno para comprar, como siempre ocurre, se metió en el diálogo y aclaró:
-Esa camisa no es para señor, es para joven.
-¡Ah! Entonces, véndame esa -ordenó el longevo-.


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