Don Manuel Palta se dedicó a los negocios cuando llegó a la cumbre intelectual del cuarto grado de primaria. Como en este país es más importante un tipo con plata que un honrado inteligente, pues nombraron a dedo (así se acostumbraba en décadas anteriores a mil novecientos noventa) a don Manuel como alcalde de Timbío, Cauca. Y le llegó el primer problema:
-Don Manuel, cómo le parece que en el crucero de El Arado siempre hay accidentes de tránsito con muertos y heridos porque los carros van a mucha velocidad.
-Bueno, ¿y qué podemos hacer?
-Don Manuel, pues yo creo que sería bueno que pusiera un policía acostado.
-¡Qué diablos! No trabaja un policía parado, menos acostado.
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