Llegó un viejo amigo del Alcalde a solicitarle ayuda, dada
su condición de viejo recién operado y convaleciente.
-Por favor Francisco, debes ayudarme ahora que estoy
pasando hambre. Con decirte que me extirparon los testículos para evitar un
cáncer y esa operación me dejó en la extrema pobreza. Necesito que me ayudes
con cualquier trabajito para no pasar angustias.
El Alcalde revisó y revisó y al fin encontró un
trabajo preciso para su amigo.
-Bueno, aquí veo un trabajo de oficina que podés
hacer; aunque el sueldo es mínimo, te puede servir.
-¡Claro! Es lo que yo quiero. Mañana estaré aquí a las
siete de la mañana para empezar la jornada.
-Mirá, no es necesario que madrugués tanto. Podés
venir a las diez.
-¿A las diez? ¿Y eso por qué?
-Porque en esa oficina todos se rascan las pelotas de
siete a diez y a esa hora empiezan a trabajar.
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