sábado, 29 de octubre de 2011

Platos a la carta


Durante los debates por la inconveniente venta del servicio de aseo de Popayán, no podía faltar el humor que matizó el error.

A un jurista, que estaba de acuerdo con la operación, le gritaban:

-¡Te vendiste por una chuleta! ¡Te vendiste por una chuleta!

De inmediato ripostó:

-¡Falso de toda falsedad! No fue por una chuleta, fue por una lengua en salsa.

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