Compartimos con el médico José María Delgado Paredes el interés por aprender el idioma de los gringos en los años sesenta, cuando desde mi secundaria lo admiraba como galeno famoso. Compartimos pupitre en el llamado Centro Colombo Americano donde una bella profesora norteamericana, Carolina Withmire, nos tenía pasmados con sus piernas.
Cuando llegamos a un nuevo semestre, Carolina ya no estaba pero sí Mrs. Rowlings, una dama más fea que un viernes sin plata. Muy graciosa, Mrs. Rowlings, se dirigió al doctor Delgado para entrar en confianza:
-Mr. Delgado, usted por mirar las piernas de Carolina no aprovechó su inglés.
Respondió el médico:
-En cambio con usted, ¿cómo estoy aprendiendo, no?
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