domingo, 29 de enero de 2012

¡Qué pena con el doctor Céspedes!


Por esta vez me tocó defender a los periodistas que entrevistaban al secretario de Gobierno Municipal de Popayán, el pasado 18 de enero de 2012 a las 8 de la mañana en una emisora local.

Sucede que el secretario acusó a sus entrevistadores de ejercer la doble moral porque, al tiempo que los comunicadores clamaban por el espacio público invadido por vendedores ambulantes, también les compraban, lo cual constituye un estímulo para su proliferación.

Entendamos bien la cosa:

Los periodistas tienen como misión informar y denunciar públicamente todo lo que afecte a una comunidad; el secretario de gobierno tiene la obligación de resolver problemas políticos aplicando soluciones políticas. La invasión del espacio público por vendedores ambulantes, es un problema político que tiene que ver con la pobreza, el desempleo, la persecución estatal a los marginados.
Sin embargo, el secretario cree que aplicando una solución ética (no comprar a los vendedores ambulantes) resuelve el problema político (invadir el espacio público). De la misma forma que dar limosna (solución ética que sólo da satisfacción a quien lo hace), no elimina la pobreza (que es un problema político), tampoco vamos a pretender que los periodistas ejercen doble moral por comprar a los vendedores ambulantes, cuando muchos ciudadanos lo hacen. El problema está allí, los periodistas no son los encargados de arreglar el problema que sí tiene la obligación de corregir el secretario; habría doble moral, si el secretario compra y estimula las ventas callejeras de quienes debe erradicar.

El señor secretario debe despojarse de su condición de periodista y asumir la de político para plantear soluciones en su municipio a fin de tener bajos índices de desocupación. Debe empezar por determinar que los vendedores ambulantes no tienen ingresos fijos, que no pagan impuestos, ni arriendo por su negocio; que si están allí es por la falta de un trabajo estable. Entonces debería recomendarle al alcalde emprender obras necesarias para el municipio donde ocupe extensivamente esa mano de obra; ejecutar una planeación de la ciudad donde la masa de vendedores ambulantes dejen esas pequeñas ventas, se asocien en grandes negocios y desarrollen el comercio en sistemas de venta puerta a puerta, o puestos fijos, que faciliten a los ciudadanos obtener lo que necesitan sin tanto desplazamiento, con orden, con buen gusto.

Que no se pauperice el comercio con venta de chucherías.

Que la alcaldía sea un punto de apoyo para quienes quieran trabajar y no un perseguidor de desocupados.

En síntesis, el secretario de gobierno debe hacer uso de la imaginación para desgranar soluciones políticas, en vez de regañar a los periodistas que tienen la obligación de regañar a los funcionarios.