Por
esta vez me tocó defender a los periodistas que entrevistaban al secretario de
Gobierno Municipal de Popayán, el pasado 18 de enero de 2012 a las 8 de la
mañana en una emisora local.
Sucede
que el secretario acusó a sus entrevistadores de ejercer la doble moral porque,
al tiempo que los comunicadores clamaban por el espacio público invadido por
vendedores ambulantes, también les compraban, lo cual constituye un estímulo
para su proliferación.
Entendamos
bien la cosa:
Los
periodistas tienen como misión informar y denunciar públicamente todo lo que
afecte a una comunidad; el secretario de gobierno tiene la obligación de
resolver problemas políticos aplicando soluciones políticas. La invasión del
espacio público por vendedores ambulantes, es un problema político que tiene
que ver con la pobreza, el desempleo, la persecución estatal a los marginados.
Sin
embargo, el secretario cree que aplicando una solución ética (no comprar a los
vendedores ambulantes) resuelve el problema político (invadir el espacio
público). De la misma forma que dar limosna (solución ética que sólo da satisfacción
a quien lo hace), no elimina la pobreza (que es un problema político), tampoco
vamos a pretender que los periodistas ejercen doble moral por comprar a los
vendedores ambulantes, cuando muchos ciudadanos lo hacen. El problema está
allí, los periodistas no son los encargados de arreglar el problema que sí
tiene la obligación de corregir el secretario; habría doble moral, si el
secretario compra y estimula las ventas callejeras de quienes debe erradicar.
El
señor secretario debe despojarse de su condición de periodista y asumir la de
político para plantear soluciones en su municipio a fin de tener bajos índices
de desocupación. Debe empezar por determinar que los vendedores ambulantes no
tienen ingresos fijos, que no pagan impuestos, ni arriendo por su negocio; que
si están allí es por la falta de un trabajo estable. Entonces debería
recomendarle al alcalde emprender obras necesarias para el municipio donde
ocupe extensivamente esa mano de obra; ejecutar una planeación de la ciudad
donde la masa de vendedores ambulantes dejen esas pequeñas ventas, se asocien
en grandes negocios y desarrollen el comercio en sistemas de venta puerta a
puerta, o puestos fijos, que faciliten a los ciudadanos obtener lo que
necesitan sin tanto desplazamiento, con orden, con buen gusto.
Que
no se pauperice el comercio con venta de chucherías.
Que
la alcaldía sea un punto de apoyo para quienes quieran trabajar y no un
perseguidor de desocupados.
En
síntesis, el secretario de gobierno debe hacer uso de la imaginación para
desgranar soluciones políticas, en vez de regañar a los periodistas que tienen
la obligación de regañar a los funcionarios.