jueves, 30 de agosto de 2012

Aunque sea suplente


Doña Alina Muñoz de Zambrano, bella señora, esposa de don Adolfo Zambrano, era candidata a representante a la Cámara por el departamento del Cauca, en los años upa.

Cuando se estaba confeccionando la lista para unas elecciones, en el Directorio Liberal Departamental, le propusieron al Tuerto Prado que fuera suplente de doña Alina.

El reconocido jurista, arqueó las cejas y propuso algo mejor:

-Me gustaría ser suplente, pero de don Adolfo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Envidia que da miedo


La envidia es natural en el ser humano, pero llega a ser un mortal defecto cuando se usa con claro objetivo político.

En nuestro país, los gobiernos han apelado a la envidia para justificar decisiones injustas, para cerrar empresas estatales, para propiciar enfrentamientos entre ciudadanos.

No está lejos, cuando el gobierno de turno (que parece el mismo perro con diferente collar), apoyado en la gran prensa aliada de sus desmanes, citaba que una señora empleada de Ecopetrol en sus instalaciones del Magdalena Medio ganaba mensualmente millón y medio de pesos, repartiendo tintos a los empleados. Presentada así la información, despertaba la envidia de otros empleados del país que sólo ganaban el salario mínimo, incluidos profesionales. Se creaba, entonces, un clima propicio para arrasar con nuestra mayor empresa estatal. Afortunadamente lograron despedazarla pero no acabarla, con el aplauso de millones de colombianos envidiosos. La prensa no decía que la señora de los tintos era una excepción, que operaba en un clima de infierno, que estaba expuesta a enfermedades tropicales, que tenía sus hijos lejos, y que hacía otras labores más importantes que repartir tintos. Aquí era importante resaltar el tamaño del salario por una labor fácil. Eso causa envidia.

Las prebendas que el gobierno otorga a los indígenas desatan la envidia de los campesinos y los negros, y hasta la de nuestra endeble clase media, y ya vemos cuántos réditos políticos les da a los gobiernos de turno, que hasta justifican los atropellos.

Ahora tenemos un caso internacional de envidia.

El señor Lance Armstrong, ciclista profesional ganador de las más importantes carreras del mundo, de pruebas olímpicas, que lo ubican como el mayor ciclista del mundo, después de haber afrontado todas las pruebas científicas de dopaje en su  momento –saliendo limpio en todas ellas–, luego de 7 años, vienen a cuestionar su deportivismo, con pruebas testimoniales. Testimonios de amigos y ciclistas rivales, que no lo alcanzaron ni en la carretera.

¡Hasta dónde llega la envidia!

Ahora solo falta que la UCI (Unión ciclística internacional) de crédito a unos envidiosos que intentan despojarlo de todos sus títulos.

Sería la primera vez que la envidia le gane a la ciencia.

jueves, 23 de agosto de 2012

Pregunta difícil


Le preguntaron a Monseñor Diego María:

-¿Qué es más peligroso, Monseñor, montar en avión o montar en mujer?

-Pues... no sé hijo, porque nunca he montado en avión.

miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Estaremos próximos a la estupidez?


En Colombia es costumbre, elevada a ley, que un funcionario adquiera sabiduría cuando ocupa un cargo de poder.

Por eso vemos ministros que se atreven con la filosofía, cuando son economistas de papel; gobernadores que dictan normas económicas cuando ni siquiera saben manejar la economía del hogar; alcaldes que saben más que los ingenieros civiles, siendo escasamente abogados sin ejercer; y, recientemente, jefes de gobierno que sientan tesis socio-políticas que no se les había ocurrido ni a Winston Churchill, ni menos al dictador Hitler.

Sucedió con el actual presidente de Colombia que lo dijo bien clarito, sin lugar a dudas y vacilaciones: “Si no hubiera periodismo, no habría terrorismo”.
Para quienes gustan de expresarse con lugares comunes, esa declaración es un ejemplo certero de coger el rábano por las hojas. Como aquella, ya clásica, de que el culpable de la infidelidad, es el sofá. O como esa otra, reciente, de nuestra ministra de relaciones exteriores, que ya ocupa lugar destacado en las páginas graciosas de la Internet: “Donde hay un hombre, hay prostitución”.

A veces nos hacemos la pregunta sobre si la estupidez es una peste nacional donde estamos cayendo todos los colombianos, desde gobernantes que hablan bobadas, hasta gobernados que les creen. Si extraviamos el norte de la razón y de la lógica, podríamos asegurar que estamos absolutamente perdidos y en ese caso vamos a llegar con excesiva facilidad a cualquier fanatismo, que no es otra cosa que no querer pensar, para que otros piensen por nosotros.

Tal parece que el debate nacional, la discusión de las ideas, ha cedido el paso al facilismo elemental de aceptar lo que diga el patrón, sin objeciones.

Un país que no debate sus problemas públicamente, que no confronta dialécticamente a sus gobernantes, nunca alcanzará ese grado de compromiso de los políticos y sus gobernados, y las soluciones  las dará el menos apto de esos políticos y, seguro, el más fanático.

Colombia ya afronta una tragedia, pero puede sobrevenir una tragedia mayor por la desesperación de resolverla. Deseamos, en este punto de la historia, que las mentes más claras de Colombia se impongan sobre la estupidez.

jueves, 16 de agosto de 2012

Contra el demonio de la carne


Sermón en el púlpito del párroco de San Francisco, de Popayán, en el año de 1960:

-Hijos míos: Hoy quiero hacerles una recomendación necesaria en estos tiempos de pecado. Por ningún motivo permitan que las muchachas de servicio se vayan los domingos en esos buses que dicen “A Cauca” porque se las llevan “Al placer” y allí, en esos sitios de lujuria, los soldados, que son ignorantes y cochinos, pueden infectar con gonorrea a estas señoritas. Luego en la casa, las muchachas, no me pregunten por qué, pueden contaminar a los patrones y después los patrones, que cumplen funciones maritales, pueden infectar a sus señoras esposas y ahí sí nos jodemos todos.

miércoles, 15 de agosto de 2012

La muerte de un artista


Podríamos comenzar diciendo, con Rafael Pombo, que es una injusticia vivir para tener que morir:

¿Por qué vine yo a nacer?
¿Quién a padecer me obliga?
¿Quién dio esa ley enemiga
de ser para padecer?

Que un artista, a fuerza de sentirlo acompañar nuestra juventud y nuestra madurez con su arte musical, se vaya al sueño eterno, es una injusticia mayor. Porque quisiéramos tenerlo por siempre, como quisiéramos tener en vida a Jairo Varela, el artista de la rumba eterna, algo que ya es imposible.

Se murió Jairo Varela pero la fiesta sigue, es la burla que le hace a los designios insondables.

Seguirán vibrando sus notas, en orquestas nuevas para nuevas generaciones que en el futuro sabrán que hubo un sonero que nació y vivió su niñez entre la pobreza irremediable del Chocó; que soportó el frío de Bogotá en busca de un reconocimiento a su talento artístico; que al fin alcanzó ese sabor inconfundible de la música hecha para vivir felices, en la Cali del alma. De Cali a Nueva York, sólo fue un paso. La valoración de su arte, en su total dimensión, la hicieron todos los latinos y negros que pueblan a América.

A Jairo Varela lo sentimos tan nuestro, como nuestros son sus himnos, hechos para vencer la apatía y reemprender el baile y atesorar la felicidad de un instante.

Quienes tenemos ese sentimiento latino lloramos la partida de Jairo Varela como a un imposible que no podemos evitar; y en homenaje a su memoria nos queda la felicidad otorgada por su música que nos hizo trascendentales en la pista de baile.

Ya no está Jairo pero está su música; continúa su permanente invitación a disfrutar la felicidad de vivir como una aventura:

Una aventura es más bonita
Si no miramos el tiempo en el reloj.
Una aventura es más bonita
Cuando escapamos solos tú y yo.
Una aventura es más bonita
Si hacemos creer a los demás que no hay amor…

Adiós, Jairo Varela, tu música no nos dejará extrañarte.

jueves, 9 de agosto de 2012

Prensa contradictoria


En la señal de TV del canal Caracol el 7 de agosto de 2012, en el noticiero del medio día, pasaron las imágenes del municipio de Caloto, Cauca, donde se mostraba a militares listos para quedarse y emprender la guerra, tiznados, camuflados y armados hasta el odio; tanques artillados Urutú y Cascabel y un despliegue inusitado de película violenta.

Sin embargo el corresponsal de prensa de Caracol decía, en medio de este escenario, que Caloto quería mostrar a todos los colombianos que es un municipio de paz.

miércoles, 8 de agosto de 2012

“Dividid y reinarás”


Es verdad sabida: la prosperidad de Europa se debió a la pobreza de África.

Ahora hay decadencia europea porque no hay muchas riquezas que saquear del África. Además, la fórmula adoptada por los europeos para penetrar al continente negro se está volviendo en su contra.

Los europeos penetraron con ideología y religión que transformó a los africanos, un pueblo unido y sin guerras, en otro pueblo dividido por sectas religiosas, por la propiedad minifundista, y destructor de sí mismo. En medio de esa anarquía sembrada por los europeos, aparecieron estos como salvadores y amos de los negros, de tal suerte que hasta les otorgaron las propiedades sobre los recursos minerales más valiosos. Los ejércitos europeos aparentemente controlaban el orden público, pero en realidad lo que hacían era establecer corredores de tráfico de diamantes, de marfil, de oro, de esclavos; y recientemente de minerales radioactivos, fundamentales para la industria electrónica.

Cuando afirmo que esa política, implantada hace cientos de años por Europa en el África, se está volviendo en su contra, es porque los rebeldes y los ejércitos africanos ya no permiten la libre movilidad de los europeos y propician, con la violencia de las armas, la aparición de desplazados y emigrantes sobre los países colonizadores.
Dado que la riqueza no fluye, como en los viejos tiempos, de África a Europa, entonces, sobreviene la decadencia europea.

En América sucede algo similar por tener igual política. Estados Unidos debe su prosperidad a la pobreza de América Latina.

Desde los tiempos de Simón Bolívar, los norteamericanos implantaron una política de penetración ideológica y de despojo sobre nuestros pueblos. Para nadie es un secreto que el Pentágono está unido a fundaciones religiosas de extrema derecha que hacen su trabajo desde principios del siglo pasado sobre la población, para dividirla. Como clásico ejemplo está el convenio de 1962 suscrito entre el gobierno colombiano y el llamado Instituto Lingüístico de Verano, institución norteamericana que bajo el pretexto de estudiar las lenguas aborígenes, hizo exploración de nuestros recursos naturales, adoctrinó a indígenas para su causa y propició la división mortal entre etnias. Este trabajo hoy lo siguen haciendo las sectas religiosas norteamericanas.

El resultado está a la vista: ahora vemos indios divididos hasta para almorzar y ciudadanos colombianos tomando partido por causas ajenas. 

jueves, 2 de agosto de 2012

Todos a una…


En esos pabellones de ferias grandes no pueden faltar las pérdidas. 

Dos señores, simultáneamente, andaban buscando lo que se les había extraviado y coincidieron.

-Caballero, creo que usted anda buscando, como yo, algo que se le perdió.

-Así es, se me perdió mi mujer.

-¡Qué coincidencia! A mi también se me perdió la mía.

-¿Y cómo es la suya?

-La mía es alta, rubia, de unos preciosos ojos azules, un cuerpo escultural y de ñapa tiene una gracia que enloquece. ¿Y cómo es la suya?

-¡Olvidémonos de la mía; mejor, vamos a buscar la suya!

miércoles, 1 de agosto de 2012

Dos culturas frente a la música


La mejor manera de ver la diferencia de culturas es a través de la música.

En Nueva York, en la hora de mayor concentración de ciudadanos en el Metro, se presentó un joven violinista con bluyins y camiseta blanca, en el área de espera, a interpretar piezas musicales de belleza clásica. El joven estuvo tocando en un rarísimo violín Stradivarius de 1713 tasado en un valor de tres millones de dólares, durante 45 minutos, tiempo durante el cual pasó desapercibido. La gente ni lo veía, ni lo oía porque el agite y el teléfono móvil era mucho más importante que entregarle la atención, antes de abordar el vagón de transporte público.

Ese joven músico era Jossu Bell, considerado por algunos críticos expertos como el mejor violinista del mundo, quien, algunos días antes, había tocado en el Symphony Hall de Boston, con lleno completo, donde una silla costaba más de mil dólares.


Una tarde, en la plaza de la ciudad de Sabadell, en Francia, hizo presencia un contrabajista con su instrumento, bien vestido, con sacoleva negro; colocó su sombrero de copa en el piso boca arriba y empezó a entonar el último movimiento de la novena sinfonía de Beethoven, conocido como el Himno a la Alegría. Se acercó una niña y depositó una moneda en el sombrero. Se hizo presente otra dama con un violoncelo, se unió al contrabajista  y siguieron a dúo con el Himno. Los paseantes se iban acercando a los músicos. Aparecieron otros espontáneos violinistas e intérpretes del fagot y flautas y continuaron con la sinfonía, esta vez con mayor intensidad. Más público se acercaba a escuchar a estos músicos aparentemente improvisados, hasta casi colmar la plaza. Llegaron otros intérpretes, los trompetistas y los trombonistas, incluido el percusionista y unas damas y caballeros que empezaron a cantar en coro. El público colmó la plaza, rodeó a los artistas y cantaba junto a ellos con un fervor impresionante que terminó en una verdadera hermandad, unida por el poder de la música.

En realidad los espontáneos que hicieron posible esta fraternidad eran los integrantes de la Orquesta Sinfónica del Valles de Francia y sus grupos corales.

Esta vez la pinta informal de los músicos y su espontaneidad, hizo la diferencia de acercar el público a una gran orquesta sinfónica. No había teléfonos celulares, ni afán por llegar a cualquier parte; sólo el buen gusto por la música y aprovechar, al máximo, ese momento mágico que nunca se repetirá.